sábado, 11 de julio de 2015

CAPÍTULO 21 CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVA


Cielo nuevo y tierra nueva

APOCALIPSIS, CAPÍTULO 21

21:1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Se da a entender que al no existir ya el mar (naciones y pueblos, sociedades o gobiernos) y el primer cielo y la primera tierra pasaron, o no existen en ese momento, pues todo lo que conocíamos ha pasado. El ser humano como tal, ya no existe tampoco, pero si sigue la vida del espíritu porque, este no muere, permanece para siempre. Al desencarnar o muerte del cuerpo, el espíritu queda liberado y pasa a existir gozando de la presencia de Dios o apartado de Él, según las obras, así será el lugar de descanso o de sufrimiento.
En definitiva, el hombre desaparecerá de la faz de esta tierra sin antes pasar por terribles e insoportables momentos de angustia y dolor.

21:2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Juan vio descender al nuevo pueblo de Dios (la nueva Jerusalén), una gran multitud feliz y engalanada, vestida de blanco, como si fuera la novia ataviada que sale al encuentro de su amado para desposarse con Él.

21:3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Del cielo se oía una gran voz “he aquí el templo de Dios con los hombres”, y él morará con ellos, y ellos serán el pueblo de Dios, y Dios estará con ellos como su Dios.

21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

No habrá más lagrimas ni dolor, ni muerte porque las primeras cosas pasaron, (el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existirá más.

21:5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

El que estaba sentado (el Cordero = Dios) dijo: “… yo hago nueva todas las cosas”(el nuevo cielo y la nueva tierra también serán verdaderamente nuevas, porque Él las creará para su nueva ciudad celestial), esto es palabra de Dios, son palabras fieles y verdaderas salidas de la boca del Señor.

21:6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

Nada que aclarar o añadir. Salvo que Cristo es el Alfa y el Omega, el primero y el último. Aplaquemos nuestra sed en la fuente del agua de la vida, ahora que es tiempo, preparémonos.

21:7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

       Si permanecemos (es vencer) fieles hasta el final, Cristo será nuestro Dios y seremos llamados hijos del Altísimo.

21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Ni el agua puede ser más claras que estas palabras.

La nueva Jerusalén

21:9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

Y un ángel le dijo a Juan: “Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del cordero”, (La desposada es el nuevo pueblo de Dios la nueva Jerusalén), “la esposa del Cordero”. Entiendo por desposada o esposa a todo justo que vive en comunión con él, y con los demás miembros de este gran pueblo.

21:10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

Cristo, llevó a Juan a un lugar elevado para que pudiese ver descender del cielo a la gran ciudad santa de Jerusalén (a todos los santos).

21:11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

La gran masa de gente que descendía del cielo, brillaba como piedra preciosa, transparente como el cristal, toda llena de resplandores y poseyendo la gloria de Dio. Visión de un espectáculo maravilloso e indescriptible.

21:12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

Ahora se refiere simbólicamente a su protección y seguridad ya que, en la nueva Jerusalén no son necesarios los muros y las puertas tal como las conocemos en este mundo, porque es la ciudad de los justos. Los muros con las puertas son los justos de las doce tribus de Israel.

21:13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

Creo que son guardianes espirituales.

21:14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

Los cimientos son los apóstoles como cimientos y muros sobre la que Cristo edificó su iglesia.

21:15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.

La caña es un instrumento de medir alguna magnitud, es como medir la calidad del material con el cual se fundamenta esta nueva ciudad. Si la caña es de oro es porque lo que hay que medir es algo muy valioso.

21:16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.

Desconozco estas medidas y no puedo hacer objeción “fiable o lógica”. Es como un cubo, o los cuatro elementos de la tierra, cuatro puntos cardinales, todos son 4, el 4 es el número del hombre, podría referirse al hombre equilibrado en todos sus conceptos, medir esos conceptos con la caña, una especie de juicio, etc.

21:17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.

Me parece que es algo regular, pues su largo, ancho y alto tienen las mismas dimensiones o que todo es del mismo valor lo mire por donde lo mire.

21:18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;

Todo es igual de valioso pero su procedencia es variable, gentes de todo lugar, raza o idioma, pero todos tienen el mismo valor.

21:19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;

Los adornos pueden ser de distintos valor y material ya que se refiere a las obras de los vencedores que configuran esa fantástica ciudad.

21:20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.

Efectivamente, cada obra tiene su piedra de valor

21:21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.

Cada tribu de Israel, es semejante a una joya o piedra preciosa.

21:22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

En la nueva Jerusalén no habrá templo alguno porque el templo es el Señor Todopoderoso y el cordero es el rescatador de la ciudad santa..


21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

En la gloria de Dios no existen soles ni lunas, la claridad que inunda todo es el poder y sabiduría que ilumina todo, y es el cordero la lumbrera del creador.

21:24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

Todos los vencedores (o salvados), andarán a la luz del Cordero.

21:25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

Vivir, ser o existir en el día del reino de los cielos no tiene fin, ni sombras porque es vivir en la fuente de la vida y de la luz.

21:26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

En la nueva Jerusalén estará la honra y gloria de las naciones, los santos o vencedores.

21:27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Todo lo que entre en la nueva Jerusalén, estarán inscrito en el libro de la vida del Cordero (Cristo).



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