martes, 18 de marzo de 2014

CONVIVIR, ESTAR UNIDOS

Convivir, estar unidos,
18-03-2014

Dios bendice a las familias que permanecen unidas, esta frase venida a la memoria por la lectura del salmo 132 me ha traído el recuerdo de toda mi vida familiar.

Recuerdo la cama de mis padres que mas bien una cama era un nido, los progenitores dentados y los seis retoños a su alrededor cantando y chillando entre el gozo de los padres.

Estampa repetida en mi caso, el matrimonio sentado en la cama y los cuatro polluelos cantando y comiendo mantecados, pues era navidad, aunque no fuese necesario que fuese estas fiestas, cualquier día especialmente los fines de semana ya que el trabajo permitía un descanso aprovechado para reunirnos todos al calor del cálido sentir de todos.

Esto es fiel reflejo del lazo de amor y de unidad que estaba gestándose, lazo que se mantiene hasta estos días con una gran familia que una vez dispersada por los hechos naturales de la formación de nuevas familias, pero, nuestros padres nos mantuvieron unidos y el sello que lo afianzaba eran las reuniones periódicas y la comida anual donde nadie debía de faltar.

Ahora como siempre gozamos de una unión fraternal y dada la dispersión, esta gran fiesta es en noviembre de cada año, nos reunimos todos los que el trabajo no se lo impiden pero nuestras reuniones de hermanos, hijos, nietos y hasta dos biznietos, acudimos a esa fiesta de unidad y amor.

Es una bendición la unidad familiar y el permanecer unidos por los lazos de amor que nuestros padre iniciaron según mis gratos recuerdos, reuniones en torno a un lecho y a una mesa me trae a la mente la unidad del pueblo de Dios y del pueblo cristiano en torno a otra mesa, la comunión en el cuerpo de Cristo que mantiene unido en el amor a su pueblo.

Pensando en la similitud de ambos procederes de familias unidas por lazos de amor y sangre y de otra más grande y numerosa que es la familia en la fe y en torno a la eucaristía.

Hemos de recuperar estos lazos que mantienen unidas a las familias, hemos de buscar y hacer permanecer estos vínculos de amor y unidad de la gran familia en la fe y en el amor a Dios en los hermanos, pues un solo padre-madre tenemos, que nos une y nos llena de sus bendiciones haciendo posible un amor y una unidad indivisible, es vivir en la paz de Cristo.

Luchemos y mantengamos la familia como cuna de civilizaciones, son valores que nos han enriquecidos como seres humanos, si la familia como tal desaparece, nuestra civilización caerá en una inestabilidad por una disgregación por la ausencia del amor y de la unidad.

No debemos de olvidar que nuestro valor como seres racionales no esta solo en la unidad familiar ya que esta es la semilla de la gran familia espiritual, si desaparece como tal la base no es posible edificar un solido edificio de una unión universal y fraternal.


El día que comprendamos la gran realidad de la universalidad de nuestro ser, ese día será como una eclosión de amor y grandeza, la diversidad habrá reconocido que su verdadero ser esta en el ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario