viernes, 7 de marzo de 2014

NADA ES IGUAL

Nada es igual
07-03-2014

“Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares”. Así cantaba el salmista, palabras que reflejan la vida del caminante, el caminar es duro y desalentador, las asperezas y los obstáculos nos hacen vacilar, al final esta la meta donde se cosechan las recompensas de los esfuerzos realizados durante nuestro peregrinar.

En la cumbre se abren nuevos y amplios horizontes, rebosantes de aromas y colores, se respira aire fresco que purifican nuestros pulmones, al inhalar el aire se transforma en elixir que tonifica todos y cada uno de los átomos de tu cuerpo, resurge el canto de una nueva vida.

La recompensa no es otra que el reencuentro con nosotros mismos, tras un caminar abierto a los sentidos con corazón y mente abierta, pues el camino nos modela y nos transforma en un nuevo ser saciado de amor con visión completamente reestructurada para poder asimilar la realidad que se nos avecina.

Nuestra dualidad nos confunde y nos engaña, desde ella hacemos realidades distorsionadas que nos conducen al sinsentido de una falsa visión, de una realidad puramente material.

Este cuerpo que poseemos o que se nos dio, es tan bueno y perfecto como cada ser creado ni más ni menos, pero es el único ser creado en todo el universo que es semejante a su creador. 

El alma que posee cada ser creado proviene de la misma fuente, pero existe una diferencia, todos los seres están sujeto a unas normas o leyes que le hacen tener un comportamiento regular y cíclico, todos menos el hombre cuyo comportamiento es libre, a voluntad puede hacer y deshacer todo y cuanto le venga en gana.

Nuestro caminar tiene como fin despejar cualquier duda sobre nuestra existencia tanto material como espiritual, es hacer posible unificar y concienciar que nuestras vidas no dependen de una dualidad, donde la parte material y espiritual estén enfrentadas.

Hemos de hacer posible fortalecer y valorar nuestros cuerpos y despojarlos voluntariamente de toda adherencias para que, el alma se sienta libre de ataduras y  de dependencias, así daremos paso a una unidad de cuerpo-alma, haciendo posible dar pasos para hacer la voluntad de Dios en este mundo, es decir, un comportamiento lleno de positivismo tanto material como espiritual.
Conseguido el renacer, habremos alcanzado la posibilidad de entrar en unas nuevas dimensiones, para entonces nuestra mente estarán preparadas para recibir y participar del conocimiento divino y de la verdadera paz.

Nada de lo que ahora conocemos es parecido o semejante a la realidad que nos espera.

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