lunes, 7 de septiembre de 2015

EXALTACION DE LA CRUZ - A.T. y N.T.



Exaltación de la Cruz en el AT y NT

Una vez más quiero destacar el valor tipológico del AT con relación al NT. Aquí no se trata solamente  de una conexión tipológica, sino que además es citada literalmente por el NT.

Posiblemente, se trata  de una  historia  etimológica, creada  para explicar  el origen  de la serpiente  de bronce  que existía  y recibía culto poco ortodoxo  en el templo de Jerusalén hasta que Ezequías  la mando destruir: “El fue quien quitó los altos, derribó las estelas, cortó los cipos y rompió la serpiente de bronce que había hecho  Moisés, porque los israelitas le habían quemado incienso hasta aquellos días; se la llamaba Nejustán” ( 2  Re 18, 4)

La serpiente  de bronce  alzada  sobre un  asta: “Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mirevivirá ( Nm 21, 8) proporciona   al cuarto evangelio  un buen símbolo  para expresar  de una manera  plástica  la fuerza  salvífica  y el poder curativo  que brota  de la cruz  de Cristo: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea  tenga por él vida eterna.” (Jn 3, 14-15)  

El versículo 6 narra  el castigo de Yahveh contra el pueblo: Envió entonces Yahveh contra el pueblo serpientes abrasadoras, que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel

Las  serpientes  eran venenosas; dado  que su mordedura producía inflamación, el versículo 8 relata el mandato de Yahveh a Moisés, expresión de que su petición ha sido escuchada: Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.»

Es llama  “de fuego.

El versículo 9 nos dice que Moisés  hizo lo que Yahveh le había sugerido: Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida. El libro de la Sabiduría  16, 5-14 ofrece un comentario  al episodio, quitando  a la imagen toda virtud  mágica.

Como hemos dicho  y después explicaremos  más detenidamente Juan ve en este hecho un tipo de Jesús en la cruz (Jn 3, 14).  

Es  posible  que su origen  se remonte  a la catequesis primitiva  de san Pedro: “Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado.» (Hch 2, 36); “El ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, = anunciándoles la Buena Nueva de la paz = por medio de Jesucristo que es el Señor de todos” (Hch 10, 36).

2, 6-8: Humillación de Cristo. 

6 “El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios 
La primera   frase  expresa  el punto  de partida  de la humillación  de Cristo: Siendo de condición   divina  (literalmente “estando  en forma   de Dios”). Estando  en esa  condición, no se  aprovechó de su  igualdad  con Dios. Ser  igual a Dios significa  sustancialmente  lo mismo que ser  de condición  divina, y hace  referencia  no sólo  al ser divino  del Hijo  de Dios sino a su condición  de gloria propia de Dios.  

7 “Sino que se despojó de sí mismo  tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres  y apareciendo en su porte como hombre”           
En el  v. 7 se expone  el verbo  principal: se  anonadó  a sí mismo  (lit. “se vació  a sí mismo”). Usado  aquí  en un sentido absoluto, equivale   se humilló  totalmente.  También  puede entenderse   “se despojó  de algo que tenía”.
Tomando  la condición  de esclavo. Con la palabra   esclavo  el himno quiere expresar  una forma  concreta  de hacerse  hombre: en la total renuncia  a los honores, al poder, a la riqueza , en la humillación  que lo lleva hasta la muerte más ignominiosa. La condición  de esclavo aparece en contraste  con la proclamación  de Jesús  como Señor, de la segunda  parte del himno. 
Haciéndose semejante a los hombres  y apareciendo en su porte como hombre; Pablo  quiere  expresar con  estas frases   que Cristo  se hizo  igual a los demás   hombres. La humanidad de Cristo es como la nuestra, excepto en el pecado. Todas las limitaciones físicas  de la humanidad las sufre también Cristo. Algunas veces su humanidad tan marcada, nos hace olvidar que esa humanidad es reflejo de la divinidad.  

8 “Y se humilló a sí mismo,   obedeciendo hasta la muerte  y muerte de cruz.” 
La humillación  llegó   hasta el extremo: se hizo  obediente  hasta la muerte  y una muerte  de cruz. El texto  resalta  el carácter  libre  de esa  acción: se  humilló a sí mismo  haciéndose obediente.  La muerte  en la cruz es la expresión suprema de la humillación, especialmente para los ciudadanos romanos: muerte propia de esclavos y de extranjeros. 
            
9 Segunda   estrofa: Exaltación  (2, 9-11). 
 Por lo cual Dios le exaltó  y le otorgó el Nombre,  que está sobre todo nombre.”  

10” Para que al nombre de Jesús   = toda rodilla se doble = en los cielos, en la tierra y en los abismos,” 

11” Y  toda lengua confiese =   que Cristo Jesús es SENOR  para gloria de Dios Padre.”
La  exaltación  de Cristo   aparece   como la respuesta de Dios   a la humillación   libremente  escogida  por Cristo.
La acción  de Dios  se describe  con dos   verbos: en primer lugar sobresaltó. El segundo  aspecto de la exaltación es y le concedió el nombre que sobrepasa todo nombre. La exaltación se simboliza ahora con la concesión de un nombre, no  de un nombre personal (Jesús) que ya tenía  en su humillación, sino de  un “título” que expresa el nuevo estado en que se encuentra  Cristo. Ese “título”  expresa  la nueva realidad de Cristo glorificado, que le coloca  por encima  de todos los  demás seres.
Sin duda  se usa  un lenguaje  que recuerda  a Is 45, 23, donde Yahveh  se proclama  como único  Dios, como único que puede salvar: “ Ante mí  se  doblará  toda rodilla, por mí  jurará toda  lengua”.

Los versículos  1-21 del capítulo 3 hablan del encuentro  de Jesús y Nicodemo. El sentido de la Liturgia de hoy no pide que hagamos un estudio o presentación de este diálogo, sino que nos paremos un poco  a reflexionar  el significado de algunos versículos, que hace relación con la Fiesta de hoy: La Exaltación de la Santa Cruz. Quizá  sea conveniente a hacer una somera presentación de todo este diálogo para comprender mejor los versículos elegidos.  

Nicodemo, seriamente interesado por Jesús, aparece en escena como representante del judaísmo docto, pero no  quiere  que sea conocida  su simpatía por Jesús. Por eso acude  a él  de noche. Existen  en el diálogo-monólogo  tres  fases. En la primera Nicodemo reconoce  la autoridad  de Jesús, basada en los signos, que hace, pero Jesús reacciona diciendo  que eso no es suficiente (Jn 3, 1-3). La segunda fase (Jn 3, 4-8)  pone   de relieve  que lo esencial  es aceptar  a Jesús  como enviado, el revelador del Padre, procedente  del mundo  de arriba. Para ello es necesario nacer de arriba, de lo alto, de Dios. Lo contrario es considerar a Jesús desde las simples categorías o posibilidades humanas. El nuevo nacimiento es obra del Espíritu y se realiza en el bautismo. Sin ellos no hay salvación, ni vida, ni posibilidades de entrar en el reino. La tercera fase (Jn 3, 9-21), que también  comienza  con el recurso  a la incomprensión- recurso  muy utilizado  por el evangelista-, se centra  en describir  cómo ha acontecido la salvación: la iniciativa  procede  de Dios ( Jn  3, 16),  se  realiza   por medio  del Hijo, que ha venido  de su parte y que vuelve  a él, a  través  de la cruz-exaltación  ( Jn 3, 14), y el  hombre   la hace propia, la rechaza, mediante la fe o la incredulidad en el enviado. Estudiaremos el versículo 14, muy apropiado para esta Fiesta y que ya ha sido como señalado e indicado en la Primera Lectura
La “elevación”  de Jesús  (Jn  3, 14) es la que constituye  el reino, reinado  o señorío  de la vida. En la elevación  a la cruz  va incluida la exaltación a la gloria. En dicha elevación, el evangelista Juan acentúa las ideas siguientes: la victoria sobre el príncipe de este mundo; la participación del hombre  en ella  mediante la fe; la muerte  en cuanto paso  necesario  y un aspecto  parcial  de la elevación; la cruz  no es el lugar  de la máxima  humillación, sino  un aspecto  de la elevación. En este evangelio el fundamento de la teología o de la reflexión teológica  no es la cruz, sino el estar sentado  a la derecha   del Padre; Jesús aparece como el vencedor   de la muerte y el dador de la vida  para todos los que  creen en él.
El Antiguo Testamento habla del “árbol” que cambia las aguas amargas en dulces:  símbolo del Árbol de la Cruz. (Éxodo 15,22-16,1). En otro lugar nos recuerda que el Señor reprocha y corrige a quienes ama y que la Divina Sabiduría es “árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen.” (Proverbios 3,11-18). Nuevamente representa una referencia a la Cruz la cual es, tal como proclama “para los llamados, … poder de Dios y sabiduría de Dios.” (I Corintios 1, 18-25)


Leemos en el Antiguo Testamento la Profecía de Isaías que habla de la “Ciudad del Señor” en donde habitan juntos gentiles y judíos y “vendrán humillados” y se prosternarán a los pies de Dios y conocerán que “yo el Señor soy el Salvador tuyo y el Redentor tuyo”, el Fuerte de Jacob.” (Isaías 60, 11-16) Aquí encontramos la referencia directa a la Cruz delante de la cual nos prosternamos. El mismo tema se expresa en el versículo del salmo que se repite constantemente en estos oficios y que nos llama a “postraos ante el estrado de sus pies” (Salmos 99, 5; 110, 1,etc.)


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