La Cruz y el
Bautismo:
A la
hora de empezar la vida cristiana, la señal de la cruz es como una marca
de posesión y de fe en Cristo Salvador.
El
bautismo es un rito elocuente por demás. La cruz también es una renovación del bautismo. El
sacerdote (y después los padres y padrinos) hacen al bautizando la señal
de la Cruz en la frente: “te signo con
la señal de Cristo Salvador... ”
En el caso del Bautismo de Adultos
es todavía mas explícito el gesto. El sacerdote le signa en la
frente diciendo: "recibe la
cruz en la frente: Cristo mismo te fortalece con la señal de su victoria;
aprende ahora a conocerle y a seguirle".
El
sacramento del bautismo significa la muerte y la resurrección, como lo que hizo
Cristo en la Cruz.
El Bautismo nos hace entrar en el misterio de Cristo
Un momento particularmente
expresivo en que sobre nuestras
personas se traza la señal de la Cruz es el del bautizo.
personas se traza la señal de la Cruz es el del bautizo.
En verdad, a la hora de empezar la
vida cristiana, la señal de la cruz es como una marca de posesión y de fe
en Cristo Salvador. No es algo mágico, como una especie de amuleto
protector: sino una profesión de fe en la persona de Cristo, que, en su Cruz y por su Cruz, nos ha conseguido la salvación y, que esperamos que
durante toda nuestra vida nos siga bendiciendo.
Por eso, siempre que hacemos la
señal de la Cruz estamos
recordando en algún modo el Bautismo. Y es una costumbre cristiana digna de alabanza que los padres, que en el rito del bautizo han participado en esta asignación a sus hijos, sigan haciéndolo en la vida. Muchos padres cristianos trazan esta señal sobre sus hijos en el momento de acostarlos, de enviarles a la escuela, al comienzo de un viaje. Hecha con fe, este gesto es un signo de que lo que empezó en el Bautismo, la vida cristiana, se quiere que continúe desarrollándose y creciendo. Sus hijos son también hijos de Dios, pertenecen a Cristo. Es como si les dijeran: "el que tomó posesión de ti en el Bautismo te acompañe en todo momento".
recordando en algún modo el Bautismo. Y es una costumbre cristiana digna de alabanza que los padres, que en el rito del bautizo han participado en esta asignación a sus hijos, sigan haciéndolo en la vida. Muchos padres cristianos trazan esta señal sobre sus hijos en el momento de acostarlos, de enviarles a la escuela, al comienzo de un viaje. Hecha con fe, este gesto es un signo de que lo que empezó en el Bautismo, la vida cristiana, se quiere que continúe desarrollándose y creciendo. Sus hijos son también hijos de Dios, pertenecen a Cristo. Es como si les dijeran: "el que tomó posesión de ti en el Bautismo te acompañe en todo momento".
La misma señal de la Cruz se trazará al final, en los
ritos
sacramentales de la Unción, y las exequias, sobre el cristiano que lucha contra la enfermedad o que está próximo a la muerte. En muchas regiones es costumbre que los familiares hagan la cruz sobre la frente del difunto: así nuestra vida cristiana queda enmarcada, desde principio a fin, con el signo victorioso de la Cruz de Cristo.
sacramentales de la Unción, y las exequias, sobre el cristiano que lucha contra la enfermedad o que está próximo a la muerte. En muchas regiones es costumbre que los familiares hagan la cruz sobre la frente del difunto: así nuestra vida cristiana queda enmarcada, desde principio a fin, con el signo victorioso de la Cruz de Cristo.
LA
CRUZ, UN SIMBOLO ELOCUENTE
(1 Cor 1:18,19-22,23). 18Porque para los que están pereciendo, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que
estamos siendo salvados, la cruz es poder de
Dios. 19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios,
y desecharé el entendimiento de los inteligentes.
22Porque los judíos piden señales, y
los griegos buscan sabiduría; 23pero
nosotros predicamos a Cristo crucificado:
que para los judíos es tropezadero, y para los gentiles es locura.
No nos damos mucha cuenta, porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la iglesia o en nuestras casas.
Pero la Cruz es una verdadera
cátedra, desde la que Cristo nos predica siempre la gran lección del
cristianismo. La Cruz resume toda la
teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo, sobre la
vida cristiana.
La Cruz es todo un
discurso: nos presenta a un Dios trascendente pero cercano; un Dios que ha
querido vencer el mal con su propio dolor; un Cristo que es Juez y Señor,
pero a la vez Siervo, que ha querido llegar a la total entrega de sí
mismo, como imagen plástica del amor y de la condescendencia de Dios; un
Cristo que en su Pascua —muerte y resurrección— ha dado al mundo la
reconciliación y la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios...
Esta Cruz ilumina toda
nuestra vida. Nos da esperanza. Nos enseña el camino. Nos asegura la
victoria de Cristo, a través de la renuncia a sí mismo, y nos compromete a
seguir el mismo estilo de vida para llegar a la nueva existencia del
Resucitado.
La Cruz, que para los
judíos era escándalo y para los griegos
necedad (1 Cor 1,18-23), que escandalizó también a los discípulos de Jesús, se ha convertido en nuestro mejor símbolo de victoria y esperanza, en nuestro más seguro signo de salvación y de gloria.
necedad (1 Cor 1,18-23), que escandalizó también a los discípulos de Jesús, se ha convertido en nuestro mejor símbolo de victoria y esperanza, en nuestro más seguro signo de salvación y de gloria.
No es de extrañar que, cuando en nuestra celebración empleamos
el gesto simbólico del incienso —signo de honra, de veneración
y alabanza— sea en primer lugar la Cruz
la que reciba nuestro homenaje. En esa Cruz se centra nuestra comprensión
de Cristo y de su Misterio Pascual. Ahí esta concentrada la Buena Noticia
del evangelio. Todas las demás palabras y gestos simbólicos lo que
hacen es explicar, desarrollar (y, a veces, oscurecer) lo que nos ha dicho
la Cruz...
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