domingo, 13 de septiembre de 2015

REDENCIÓN

REDENCIÓN

1. ANTIGUO TESTAMENTO.  2. NUEVO TESTAMENTO



1. ANTIGUO TESTAMENTO

Los verbos preferentemente utilizados en el Antiguo Testamento para designar la acción redentora de Dios son [ j¨s`] (hifil), [pdh] y [g`l].

El primero significa <ayudar,>, <socorrer>, <salvar>, <acudir en auxilio>. Aquí se contempla simplemente la acción auxiliadora, o salvadora Dios que acude en ayuda de un individuo o del pueblo. Dios ayuda porque es misericordioso, justo, santo. [0c:fabl) es un concepto procedente del derecho mercantil con la significación de <rescatar> o <redimir>. Se utiliza para el rescate de la vida de hombres y animales que, de acuerdo con las concepciones jurídicas sacras de la divinidad, pertenece a Dios (Ex 13,15; Nm 3,12; 1 Sam 14,45 y otros). Cuando Dios rescata a su pueblo de la esclavitud de Egipto (Dr 9,26; 15,15;  21,8) o a un individuo concreto (2 Sam 4,9; Jr 1f.;,,21; Os 7,13; job 5,20), no se ningún precio de rescate, porque el es el creador de toda vida y redime siempre en virtud de su gracia. [gäàl] es un concepto del derecho familiar que se utiliza para el rescate de la vida de los parientes próximos (p. ej,, en el contexto de la venganza de sangre: 35,12; Dt 19,6) o de las posesiones familiares (Lv 25,25s.) o para cumplimiento de la ley del levirato. (Rut 3,9.12). A Dios se le puede llamar goel (rescatador) de su pueblo (p. ej... Is 41,14), no porque este vinculado a Israel por lazos de sangre, sino porque se ha puesto, por su libre decisión, del lado de su pueblo, con el que ha concluido una alianza. Padah y -al han perdido con frecuencia su significación concreta de <rescate> o <desempeño> y conservan el sentido, mas genérico, de <salvar>, <liberar>. Hay, además, una gran variedad de verbos que aclaran el sentido de la intervención redentora de Dios: sanar (Sal 8,8), vivificar (Sal 119,25.30,93), proteger, preservar (Is 38,17; Sal 86,2), apoyar (Sal 119,116), intervenir (Sal 18,17), <restituir> (Job 33,30), cobijar (Sal 17,18), salir al encuentro (Sal 17,13; 22,6), alzar (Sal 30,4; 40,3), conceder espacio o alivio (Sal 4,2), arrancar (Sal 144,7.10), sacar (Sal 107,28). Señalan, asimismo, las múltiples modalidades de la indigencia humana y su consiguiente necesidad de ayuda y redención, por ejemplo, la caída en el pecado, la enfermedad, la persecución, el destierro, la esclavitud, la violencia, la muerte. Aquí la mirada se dirige a la liberación de una necesidad terrena. No parece darse todavía una redención orientada a la vida ultraterrena tras la resurrección, dejando aparte los textos influidos por la apocalíptica en la fase tardía del Antiguo Testamento.

Redimir es tarea exclusivamente reservada a Dios. Su acción redentora se manifiesta preferentemente en la elección y la historia de Israel. Dios ha rescatado a Abrahán, el antepasado fundador del pueblo (Is 29,22), .Esto significa que le ha sacado y guiado desde el país <al otro lado del rio>, donde el y sus antepasados veneraban a otros dioses (Jos 24,2). En recompensa por su obediencia, recibió la promesa de una descendencia innumerable, Por su medio serán bendecidos todos los pueblos de la tierra (Gn 18,18; 22,170. En los relatos de Jacob y de Jose, la providencia de Dios soluciona el conflicto entre hermanos y lo encauza a la reconciliación, de modo que el linaje de Jacob sobrevive al hambre y se mantiene a salvo de odios autodestructivos (Gn 27-35, 37-50).

La acción redentora mas sobresaliente consistió en liberar al pueblo de la servidumbre egipcia, con el paso del mar de las Cañas (Éxodo). Esta acción redentora pudo vincularse con el nombre de Dios mediante la formula confesional: <Yo soy Yahveh, tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto> (Sal 81,11) y ha entrado a formar parte del credo de Israel. Como trasfondo histórico se barrunta una intervención salvadora prodigiosa en favor de nómadas fugitivos que, perseguidos por enemigos mortales, pudieron cruzar por aguas peligrosas siglo XIII a.C.?). La historia fue más tarde ampliada: Israel era esclavo de Egipto, Moisés es llamado por Dios y recibe el encargo de liberar al pueblo, el Faraón se ve obligado, por imperativo de .Dios, a dejar salir al pueblo (plagas de Egipto), Yahveh rescata al esclavo Israel. La significación de este acontecimiento fue realzada mediante la inclusión de la idea de la alianza y de las revelaciones  de la ley. Con la fiesta de passah echó raíces en el culto.

La segunda gran experiencia de rescate fue el retorno del  exilio babilónico impuesto por Nabucodonosor. Según Is 52„7, un mensajero de la dicha, que trae la paz, la felicidad y la salvación, anuncia la acción redentora con las palabras <Reina tu Dios>. Es notable la confluencia de los conceptos mensajero de dicha, salvación y realeza de Dios. Dios se manifiesta como rey de Israel al rescatar a so pueblo de la esclavitud terrena. El  éxodo de Egipto y el retorno del exilio se convirtieron en el prototipo y modelo del rescate del fin de los tiempos (Jr 23,7s.; Is 43,16-19; 51,9s.).

En el tiempo escatológico, -Dios liberará a su pueblo de la opresión externa, reunirá a los dispersos (Miq 2,12; Is 11,12; Jr 32,37 y otros) y purificaran sus corazones (Ez 11,19; 36,26s.). Concluirá una alianza nueva (Jr 31,31-34). A veces la redención parece ampliarse hasta adquirir una dimensión universal y cósmica (Is 66,18-22: 65,17; Mal 1,11). Se mantiene viva en los profetas la esperanza en un re y mesiánico de casa de David (Is 9,6; Ez 37,22ss.; Am 9,11; Zac 4,6-14).


2. NUEVO TESTAMENTO

En las concepciones sobre la redención del Nuevo Testamento perviven y se mantienen eficaces las del Antiguo, pero ahora bajo una forma modificada.
 
a) El centro de la. Proclamación de Jesús y de los evangelios es el reino de Dios. Solo cuando este rei
no logre implantarse plenamente quedará asociado el anhelo humano de redención. La redención es la salvación definitiva a que está destinado el hombre, es su futuro absoluto. No puede ser alcanzada por medio del esfuerzo humano, sino que es puro don de Dios (Mt 6,10; 42,32; 22,29). No es posible imponerla por medios políticos o militares (contra el zelotismo). Se les promete preferentemente a los pobres y marginados de la sociedad, porque so existencia está remitida a Dios (Le 6,20ss.). La redención es en primer termino la salvación que se espera en el futuro, aunque puede percibirse y experimentarse su eficacia redentora ya ahora, en las acciones de Jesús y de sus discípulos sobre todo en las curaciones y los exorcismos (Lc 11, 20 par.; Mt.10,7s.) también en su trato y contacto liberador con los recaudadores de impuestos, los pecadores, las prostitutas, que indica que ha venido ya el año de gracia de Dios (Lc 4,19; 15). El macarismo de los pobres no es un consuelo fácil que remite a un lejano Más Allá, sino una promesa real de salvación. En todo caso, se mantiene en pie y se garantiza la reserva escatológica. Lo que se experimenta aquí y ahora les parece a algunos demasiado poco y de hecho es poco comparado con la revelación definitiva del reino de Dios, aunque ciertamente los modestos inicios garantizan un final grandioso. Así lo explican las llamadas parábolas del crecimiento (Mc 4,3-9.26-32). Esta asimismo relacionada con el reino de Dios y la redención la exigencia de conversión, que adquiere ,perfiles concretos en las clausulas del Sermón del monte: su cumplimiento seria ya en si misma un primer paso liberador hacia su repercusión eficaz en el mundo. La concepción del reino de Dios desborda las fronteras nacionales, en contraposición a las concepciones de los fariseos, para quienes era importante el restablecimiento del trono de David. (cf. SalSa 17). Este reino es entendido, desde sus inicios (cf. Mt 8,11 par.), como una dimensión universal.
b) Pablo inserta firmemente la redención en la cruz y la resurrección de Cristo. Ambas son para el la síntesis del evangelio (1 Cor 15,1-5), según el cual Cristo murió por nuestros pecados, del mismo modo que fue resucitado para nuestra justificación (Rom 4,25). Tal vez en esta concentración estaba influido por formulas precedentes. En todo caso, desarrolla una concepción soteriológica genial, íntimamente vinculada al destino de Cristo. Su exposición más perfecta, coherente y cerrada se encuentra en la Carta a los romanos. Tras haber descrito la perdición del género humano, es decir, tanto de los judíos como de los paganos (3,9: <todos están bajo pecado>), expone, con la mirada puesta en el acontecimiento de la cruz, que interpreta como revelación, su doctrina de la justificación del hombre por la fe (3,21-26). Dado que únicamente la Fe justifica, esta vía de acceso está abierta a todos los hombres, no solo a los .judíos. Y así es como conviene a la unicidad de Dios (3,30). Se explica la fe justificante de la mano del ejemplo de Abrahán, que se insertó en la promesa y creyó contra toda esperanza, del mismo modo que el cristiano cree en Dios que ha resucita.do a Jesús de entre los muertos y a una con ello, cree también en su acción redentora, que supera toda experiencia humana (Rom 4). La redención es, además, para Pablo, liberación del pecado como poder funesto, que ha entrado en el mundo por medio de la desobediencia de Adán y en cuya acción mortal se ven envueltos todos los hombres. Se celebra a Cristo como el nuevo Adán que, en virtud de su obediencia, ha quebrantado el poder del pecado y ha sido declarado gula y jefe de una humanidad nueva, destinada la vida (Rom 5,12-21). Hemos sido finalmente liberados de la escisión profunda entre el bien y el mal que había provocado el pecado, se había instalado en nuestro interior y se alzaba siempre con la victoria (7,7-25a). La liberación se produjo mediante el don del Espíritu Santo (8,1-11), por media del cual se ha derramado el amor de Dios en nuestros corazones (5,5) y nos capacita para las obras del amor. La metáfora del rescate es utilizada pocas veces, pero en pasajes centrales, especialmente en (Gal: <Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros>. (3,13). El envió del Hijo al mundo se produjo, <para que rescatara a los que estaban bajo la ley; a fin de que recibiéramos la adopción filial> (4,4s.), Se discute si el verbo <rescatar> se emplea aquí en su significación simbólica real. En este caso, su trasfondo sería el rescate jurídico sacro del esclavo. Conviene señalar que el propietario de los esclavos es la Torá y que Pablo entiende que esta situación bajo la ley es pasajera. La liberación de la esclavitud se produjo mediante la adquisición del estatus de adopción. Se desborda así el marco comparativo del rescate de esclavos y se advierte claramente que el hilo de la argumentación no está determinado por el lenguaje simbólico sino por el contenido teológico. Así se expresa, de manera singularmente. destacada, cuando se aduce el motivo a partir del cual actúa Cristo, a saber, el amor (<hecho maldición por nosotros>). Cuando, pues, en 1 Cor 6,20 y 7,37 se llega incluso a mencionar el precio del rescate, la pregunta que debe formularse no es a quien se ha pagado este precio. La idea es que ahora los cristianos, en cuanto comprados, tienen un nuevo dueño.
Son también temas paulinos la paz y la reconciliación que, sobre todo en las cartas deuteropaulinas a los efesios y los colosenses, son entendidas en sentido universal, cósmico. Dado que Cristo es <nuestra paz>, reúne a la humanidad escindida, judíos y gentiles, en un tercer linaje reconciliado (Ef 2,14-18; cf. 1,10). El universo ha sido reconciliado media me la muerte de Cristo (Col 1,20). En esta sentencia están incluidos incluso los poderes espirituales que perturban la creación (Ron 8,18-23).

c) El concepto de redención de los escritos joaneos se entiende desde el trasfondo de un dualismo consecuentemente construido, pero que no debe ser concebido -como el de la gnosis, al que precisamente se enfrenta- en una dimensión metafísica, sino como un dualismo de decisión. El mundo entero está sometido al Maligno (1 In 5,19), es un espacio de tinieblas en el que se han aclimatado el odio, la mentira y la muerte. Y, sin embargo, Dios ama al mundo. Así lo demuestra al enviar a su Hijo. El Hijo ha sido enviado para salvar al mundo (Jn 3,16s.). Todos los hombres están llamados a decidirse frente al Revelador. La teología joanea explica el alcance de esta decisión en el marco de una escatología concebida coma ya presente. Quien no crea ya ha sido juzgado, el creyente no es juzgado (3,18), pues ha conseguido ya la vida eterna, ha pasado de la muerte a la vida (5,24; 11,25s.). El Padre y el Hijo vendrán y fijarán su morada en aquel que se deje alcanzar por el amor (14,23). Los do­nes de la salvación están indisolublemente vinculados a Jesús. El es la luz del mundo (8,12), la puerta (10,7.9), la resurrección (11,25), el camino, la verdad y la vida (14,6). Ha venido para llevar a su consumación la obra de la salvación (19,30) al morir para la vida del mundo (6,51) y asumir sobre sí los pecados del mundo (1,29). Son también dones salvíficos la paz (14,27; 16,33), la reconciliación (1 Jn 2,2), el gozo (Jn 15,11), la amistad con Cristo (15,14s.). Cristo envía al Paráclito que guiara a los discípulos hasta la verdad plena, les enseñará y les capacitará para ser testigos (14,26; 15,26s.).
d) Es especial mente en la Carta a los hebreos, que presenta a Cristo como sumo sacerdote, donde adquiere la muerte expiatoria su significación suprema. .Este sumo sacerdote se ofreció a si mismo (7,27). El resultado del sacrificio es la anulación de los pecados (2,17: a fin de expiar los pecados del pueblo; 9,14: purifica nuestra conciencia de las obras muertas; 9.15: redime de los pecados cometidos durante la primera alianza; 9,28: mediante su sacrificio ha quitado los pecados de muchos). Todos estos enunciados están impregnados de sentido bíblico, porque el pecado es el gran obstáculo en el camino hacia Dios. Por eso, la acción de Cristo también nos ha consagrado (10)10) y ha perfeccionado para siempre a los consagrados (10,14). En ese sentido, puede instarse a acercamos (a Dios) pues hemos <lavado el cuerpo con agua pura> (10,22, alusión al bautismo).

* Bibliografía: CH. BART, Die Erretung von Tode in den individuellen Klage- und Dankliedern des AT, Zollikon 1947; S. HERRMANN, Die prophetische Heitserwartung im AT, St 1965; S. LYONNET, De peccato et redemptione, R 1957-1959; J. G. GIBIRS, Creation and Redemption, Le 1971; j. GNILKA, Theologie des NT Fr 1994, pap. 77-108; 159-165, 275-294, 375-385; G. L. MÜLLER, Dogmática, Herder, Ba 2009, pAgs. 372-387.
Joachim Gnilka


Diccionario Enciclopédico de Exégesis y Teología Bíblica


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