REDENCIÓN
1. ANTIGUO TESTAMENTO. 2. NUEVO TESTAMENTO
1.
ANTIGUO TESTAMENTO
Los verbos preferentemente utilizados en el Antiguo Testamento para
designar la acción redentora de Dios son [ j¨s`] (hifil), [pdh] y [g`l].
El primero significa <ayudar,>,
<socorrer>, <salvar>, <acudir en auxilio>. Aquí se contempla simplemente la acción auxiliadora, o salvadora Dios
que acude en ayuda de un individuo o del pueblo. Dios ayuda porque es
misericordioso, justo, santo. [0c:fabl)
es un concepto procedente del derecho mercantil con la significación de
<rescatar> o <redimir>. Se utiliza para el rescate
de la vida de hombres y animales que, de acuerdo con
las concepciones jurídicas sacras de la divinidad, pertenece a Dios (Ex 13,15;
Nm 3,12; 1 Sam 14,45 y otros). Cuando Dios rescata
a su pueblo de la esclavitud de Egipto (Dr 9,26;
15,15; 21,8) o a un individuo concreto (2
Sam 4,9; Jr 1f.;,,21; Os 7,13; job 5,20), no se ningún precio de
rescate, porque el es el creador de toda vida y redime siempre en virtud de su
gracia. [gäàl] es un concepto del
derecho familiar que se utiliza para el rescate de la vida de los parientes próximos (p. ej,,
en el contexto de la venganza de sangre: 35,12; Dt 19,6) o de las posesiones
familiares (Lv 25,25s.) o para cumplimiento de la ley del levirato. (Rut
3,9.12). A Dios se le puede llamar goel (rescatador) de su pueblo (p. ej... Is 41,14), no porque este
vinculado a Israel por lazos de sangre, sino porque se ha puesto, por su libre decisión,
del lado de su pueblo, con el que ha concluido una alianza. Padah y gã-al han
perdido con frecuencia su significación concreta de <rescate>
o <desempeño> y conservan el
sentido, mas genérico, de <salvar>,
<liberar>. Hay, además, una
gran variedad de verbos que aclaran el sentido de la intervención redentora de
Dios: sanar (Sal 8,8), vivificar (Sal 119,25.30,93), proteger, preservar (Is
38,17; Sal 86,2), apoyar (Sal 119,116), intervenir (Sal 18,17), <restituir> (Job 33,30), cobijar (Sal
17,18), salir al encuentro (Sal 17,13; 22,6), alzar (Sal 30,4; 40,3), conceder
espacio o alivio (Sal 4,2), arrancar (Sal 144,7.10), sacar (Sal 107,28).
Señalan, asimismo, las múltiples modalidades de la indigencia humana y su consiguiente
necesidad de ayuda y redención, por ejemplo, la caída en el pecado, la
enfermedad, la persecución, el destierro, la esclavitud, la violencia, la
muerte. Aquí la mirada se dirige a la liberación de una necesidad terrena. No parece darse todavía una redención
orientada a la vida ultraterrena tras la resurrección, dejando aparte los
textos influidos por la apocalíptica
en la fase tardía del Antiguo Testamento.
Redimir es
tarea exclusivamente reservada a Dios. Su acción redentora se manifiesta
preferentemente en la elección y la historia de Israel. Dios ha rescatado a Abrahán, el
antepasado fundador del pueblo (Is 29,22), .Esto significa que le ha sacado y
guiado desde el país <al otro lado del rio>, donde el y sus antepasados
veneraban a otros dioses (Jos 24,2). En recompensa por su obediencia, recibió
la promesa de una descendencia innumerable, Por su medio serán bendecidos todos los pueblos de
la tierra (Gn 18,18; 22,170. En los relatos de Jacob y de Jose, la providencia
de Dios soluciona el conflicto entre hermanos y lo encauza a la reconciliación,
de modo que el linaje de Jacob sobrevive al hambre y se mantiene a salvo de
odios autodestructivos (Gn 27-35, 37-50).
La acción redentora mas
sobresaliente consistió en liberar al pueblo de la servidumbre egipcia, con el paso del mar de las Cañas (Éxodo).
Esta acción redentora pudo vincularse con el nombre de Dios mediante la formula
confesional: <Yo soy Yahveh, tu Dios,
que te ha sacado del país de Egipto> (Sal 81,11) y ha entrado a formar
parte del credo de Israel. Como trasfondo histórico se barrunta una
intervención salvadora prodigiosa en favor de nómadas fugitivos que,
perseguidos por enemigos mortales, pudieron cruzar por aguas peligrosas siglo
XIII a.C.?). La historia fue más tarde ampliada: Israel era esclavo de Egipto,
Moisés es llamado por Dios y recibe el encargo de liberar al pueblo, el Faraón
se ve obligado, por imperativo de .Dios, a dejar salir al pueblo (plagas de
Egipto), Yahveh rescata al esclavo Israel. La significación de este
acontecimiento fue realzada mediante la inclusión de la idea de la alianza y de
las revelaciones de la ley. Con la fiesta de passah echó raíces en
el culto.
La segunda gran experiencia de
rescate fue el retorno del exilio
babilónico impuesto por Nabucodonosor.
Según Is 52„7, un mensajero de la dicha, que trae la paz, la felicidad y la salvación, anuncia la
acción redentora con las palabras <Reina
tu Dios>. Es notable la confluencia de
los conceptos mensajero de dicha, salvación y realeza de Dios. Dios se
manifiesta como rey de Israel al rescatar a so pueblo de la esclavitud terrena.
El éxodo de Egipto y el retorno del
exilio se convirtieron en el prototipo y modelo del rescate del fin de los
tiempos (Jr 23,7s.; Is 43,16-19; 51,9s.).
En el tiempo escatológico, -Dios liberará a
su pueblo de la opresión externa, reunirá a los dispersos (Miq 2,12; Is 11,12;
Jr 32,37 y otros) y purificaran sus corazones (Ez 11,19;
36,26s.). Concluirá
una alianza nueva (Jr 31,31-34). A veces la redención parece ampliarse hasta
adquirir una dimensión universal y cósmica (Is 66,18-22: 65,17; Mal 1,11). Se
mantiene viva en los profetas la esperanza en un re y mesiánico de casa de
David (Is 9,6; Ez 37,22ss.; Am 9,11; Zac 4,6-14).
2. NUEVO TESTAMENTO
En las
concepciones sobre la redención del Nuevo Testamento perviven y se mantienen eficaces las del Antiguo,
pero ahora bajo una forma modificada.
a) El centro de la. Proclamación de Jesús y de los evangelios es el reino de Dios. Solo cuando este reino logre implantarse plenamente quedará asociado el anhelo humano de redención. La redención es la salvación definitiva a que está destinado el hombre, es su futuro absoluto. No puede ser alcanzada por medio del esfuerzo humano, sino que es puro don de Dios (Mt 6,10; 42,32; 22,29). No es posible imponerla por medios políticos o militares (contra el zelotismo). Se les promete preferentemente a los pobres y marginados de la sociedad, porque so existencia está remitida a Dios (Le 6,20ss.). La redención es en primer termino la salvación que se espera en el futuro, aunque puede percibirse y experimentarse su eficacia redentora ya ahora, en las acciones de Jesús y de sus discípulos sobre todo en las curaciones y los exorcismos (Lc 11, 20 par.; Mt.10,7s.) también en su trato y contacto liberador con los recaudadores de impuestos, los pecadores, las prostitutas, que indica que ha venido ya el año de gracia de Dios (Lc 4,19; 15). El macarismo de los pobres no es un consuelo fácil que remite a un lejano Más Allá, sino una promesa real de salvación. En todo caso, se mantiene en pie y se garantiza la reserva escatológica. Lo que se experimenta aquí y ahora les parece a algunos demasiado poco y de hecho es poco comparado con la revelación definitiva del reino de Dios, aunque ciertamente los modestos inicios garantizan un final grandioso. Así lo explican las llamadas parábolas del crecimiento (Mc 4,3-9.26-32). Esta asimismo relacionada con el reino de Dios y la redención la exigencia de conversión, que adquiere ,perfiles concretos en las clausulas del Sermón del monte: su cumplimiento seria ya en si misma un primer paso liberador hacia su repercusión eficaz en el mundo. La concepción del reino de Dios desborda las fronteras nacionales, en contraposición a las concepciones de los fariseos, para quienes era importante el restablecimiento del trono de David. (cf. SalSa 17). Este reino es entendido, desde sus inicios (cf. Mt 8,11 par.), como una dimensión universal.
b) Pablo inserta firmemente la redención
en la cruz y la resurrección de Cristo. Ambas son para el la síntesis del
evangelio (1 Cor 15,1-5), según el cual Cristo murió por nuestros pecados, del
mismo modo que fue resucitado para nuestra justificación (Rom 4,25). Tal vez en
esta concentración estaba influido por formulas precedentes. En todo caso,
desarrolla una concepción soteriológica genial, íntimamente vinculada al
destino de Cristo. Su exposición más perfecta, coherente y cerrada se encuentra
en la Carta a los romanos. Tras haber descrito la perdición del género humano,
es decir, tanto de los judíos como de los paganos (3,9: <todos están bajo
pecado>), expone, con la mirada puesta en el acontecimiento de la cruz, que
interpreta como revelación, su doctrina de la justificación del hombre por la
fe (3,21-26). Dado que únicamente la Fe justifica, esta vía de acceso está
abierta a todos los hombres, no solo a los .judíos. Y así es como
conviene a la unicidad
de Dios (3,30). Se explica la fe justificante de la mano del ejemplo de
Abrahán, que se insertó en la promesa y creyó contra toda esperanza, del mismo
modo que el cristiano cree en Dios que ha resucita.do a Jesús de entre los
muertos y a una con ello, cree también en su acción redentora, que supera toda
experiencia humana (Rom 4). La redención es, además, para Pablo, liberación del
pecado como poder funesto, que ha entrado en el mundo por medio de la
desobediencia de Adán y en cuya acción mortal se ven envueltos todos los
hombres. Se celebra a Cristo como el nuevo Adán que, en virtud de su
obediencia, ha quebrantado el poder del pecado y ha sido declarado gula y jefe
de una humanidad nueva, destinada la vida (Rom 5,12-21). Hemos sido finalmente
liberados de la escisión profunda entre el bien y el mal que había provocado el
pecado, se había instalado en nuestro interior y se alzaba siempre con la
victoria (7,7-25a). La liberación se produjo mediante el don del Espíritu Santo
(8,1-11), por media del cual se ha derramado el amor de Dios en nuestros
corazones (5,5) y nos capacita para las obras del amor. La metáfora del rescate
es utilizada pocas veces, pero en pasajes centrales, especialmente en (Gal:
<Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por
nosotros>. (3,13). El envió del Hijo al mundo se produjo,
<para que rescatara a los que estaban bajo la ley; a fin de que recibiéramos
la adopción filial> (4,4s.), Se discute si el verbo
<rescatar> se emplea aquí en su
significación simbólica real. En este caso, su trasfondo sería el rescate
jurídico sacro del esclavo. Conviene señalar que el propietario de los esclavos
es la Torá y que Pablo entiende que
esta situación bajo la ley es pasajera. La liberación de la esclavitud se
produjo mediante la adquisición del estatus de adopción. Se desborda así el
marco comparativo del rescate de esclavos y se advierte claramente que el hilo
de la argumentación no está determinado por el lenguaje simbólico sino por el
contenido teológico. Así se expresa, de manera singularmente. destacada, cuando
se aduce el motivo a partir del cual actúa Cristo, a saber, el amor (<hecho
maldición por nosotros>). Cuando,
pues, en 1 Cor 6,20 y 7,37 se llega incluso a mencionar el precio del rescate,
la pregunta que debe formularse no es a quien se ha pagado este precio. La idea
es que ahora los cristianos, en cuanto comprados, tienen un nuevo dueño.
Son también
temas paulinos la paz y la reconciliación que, sobre todo en las cartas
deuteropaulinas a los efesios y los colosenses, son entendidas en sentido
universal, cósmico. Dado que Cristo es <nuestra paz>, reúne a la
humanidad escindida, judíos y
gentiles, en un tercer linaje reconciliado (Ef
2,14-18; cf. 1,10). El universo ha sido
reconciliado media me la muerte de Cristo (Col 1,20). En esta sentencia están incluidos
incluso los poderes espirituales que perturban la creación (Ron 8,18-23).
c) El concepto
de redención de los escritos joaneos se entiende desde el trasfondo de un
dualismo consecuentemente construido, pero que no debe ser concebido -como el
de la gnosis, al que precisamente se enfrenta- en una dimensión metafísica, sino como un dualismo de
decisión. El mundo entero está sometido al Maligno (1 In 5,19), es un espacio
de tinieblas en el que se han aclimatado el odio, la mentira y la muerte. Y, sin embargo, Dios ama al mundo. Así
lo demuestra al enviar a su Hijo. El Hijo ha sido enviado para salvar al mundo (Jn 3,16s.).
Todos los hombres están llamados a decidirse
frente al Revelador. La teología joanea explica el alcance de esta decisión en
el marco de una escatología concebida coma ya presente. Quien no crea ya ha sido juzgado, el creyente no es juzgado
(3,18), pues ha conseguido ya la vida eterna, ha pasado de la muerte a la vida
(5,24; 11,25s.). El Padre y el Hijo vendrán y fijarán su morada en aquel que se
deje alcanzar por el amor (14,23). Los dones de la salvación están indisolublemente vinculados a Jesús. El es la luz
del mundo (8,12), la puerta (10,7.9), la resurrección (11,25), el camino, la
verdad y la vida (14,6). Ha venido para llevar a su consumación la obra de la
salvación (19,30) al morir para la vida del mundo (6,51) y asumir sobre sí los
pecados del mundo (1,29). Son también dones salvíficos la paz (14,27; 16,33), la reconciliación (1 Jn 2,2), el gozo (Jn 15,11), la
amistad con Cristo (15,14s.). Cristo envía al Paráclito que guiara a los
discípulos hasta la verdad plena, les enseñará y les capacitará para ser
testigos (14,26; 15,26s.).
d) Es especial mente en la Carta a los hebreos,
que presenta a Cristo como sumo sacerdote, donde adquiere la muerte expiatoria
su significación suprema. .Este sumo sacerdote se ofreció a si mismo (7,27). El
resultado del sacrificio es la anulación de los pecados (2,17: a fin de expiar
los pecados del pueblo; 9,14: purifica nuestra conciencia de las obras muertas;
9.15: redime de los pecados cometidos durante la primera alianza; 9,28:
mediante su sacrificio ha quitado los pecados de muchos). Todos estos
enunciados están impregnados de sentido bíblico, porque el pecado es el gran
obstáculo en el camino hacia Dios. Por eso, la acción de Cristo también nos ha
consagrado (10)10) y ha perfeccionado para siempre a los consagrados
(10,14). En ese sentido, puede instarse a acercamos (a Dios) pues hemos <lavado el cuerpo con agua pura> (10,22,
alusión al bautismo).
*
Bibliografía: CH. BART, Die Erretung von Tode in den individuellen
Klage- und Dankliedern des AT, Zollikon 1947; S. HERRMANN, Die prophetische Heitserwartung im AT, St 1965;
S. LYONNET, De peccato et redemptione, R
1957-1959; J. G. GIBIRS, Creation and
Redemption, Le 1971; j. GNILKA, Theologie
des NT Fr 1994,
pap. 77-108; 159-165, 275-294, 375-385; G. L. MÜLLER, Dogmática, Herder, Ba 2009, pAgs. 372-387.
Joachim Gnilka
Diccionario Enciclopédico de
Exégesis y Teología Bíblica
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