martes, 8 de septiembre de 2015

LA CRUZ


LA CRUZ

1.      EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES. 2. EN LA TEOLÓGIA BIBLICA.

I. EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES

En su forma simple de dos líneas que cruzan perpendicular o diagonalmente puede rastrearse la presencia de la cruz ya en el Neolítico reciente. Las interpretaciones son hipotéticas, pero no parece erróneo entenderla cómo señalización o como ornamentación y también como símbolo cósmico y religioso. Sus formas concretas son muy diversas (en dia­gonal, en forma de T(au), la cruz griega (es decir, con los lados de la misma longitud), la cruz latina (con el tramo vertical más largo que el horizontal), radiada, esvástica, con asas, y otras muchas variantes).

La orientación hacia los cuatro puntos cardinales (cruz griega y cruz radiada) simboliza el universo (cielo y tierra) en las culturas mesopotámicas, las de América del Norte y Mesoamérica y en la Roma antigua (“la tierra dividida en cuatro partes”. La conocían como símbolo del sol los asirios, los galos v los germanos septentrionales. Platón interpretó el cosmos como “a1ma del universo” con la letra X. En la India, la cruz radiada simboliza el curso circular de toda vida (samsara), La esvástica (cruz radiada con el circulo roto) significa en el budismo la fractura del samsara, es decir, de la vida autentica. Pueden rastrearse ya en las culturas del Bronce interpretaciones que la entendían como se­ñal de bendición y de protección. La cruz con asas está inequívocamente testificada. en Egipto como símbolo de la vida, Esta significación como símbolo humano básico hace posible y comprensible, en la óptica de la ciencia de la religión, que en el ámbito del Imperio romano de Oriente (desde Constantino el Grande y la emperatriz Helena) y en los Padres de la Iglesia griegos se llevara a cabo una reinterpretación de la cruz desde su primer sentido como instrumento de castigo y ejecución a signo salvífico universal (no solo soteriológico) y que se impusiera rápidamente en las formas de la inculturación: primero en el circulo de la cultura helenista, luego en las misiones (germanas y mesoamericanas) y también, al parecer, en Asia central y oriental.

·        Bibliografía: HWDA 5, págs. 478- 484; RGG3 4, págs, 45s.; EKL3 2, págs. 1462-1468. F. HEILER, Erscbeinungsformen und Wesen der Religión. S 21.979, págs. 104ss.; H.-J. Klimheit, <Das Kreuz-Symbol> en G. STEPHENSON (dir.), Leben und Tod in den Religionen, Da 1980, págs. 61-80; M. LURKER, Die Botschaft der Symbole, M :1990, págs. 279-289.
Franz Wolfinger
2. EN LA TEOLOGÍA BÍBLICA

La cruz es un instrumento para la ejecución del castigo, en sus orígenes un madero (o-ta-upOc latin crux, palo de tormento), que entre los romanos era de ordinario un travesaño.

<Crucificar> (0-rappobv) indica el correspondiente modo .de ejecución. 4.) En este sentido emplean los evangelios sinópticos (y los [Hechos) los conceptos, primero como indicación del género concreto de la muerte sufrida por Jesús (en Mc 15 par.). A la luz del kerigma de la resurrección, el discurso sobre el Crucificado (participio per­fecto) adquiere una permanente significación cristológica (Mc 16,6 par. Mt 28,5).   

Empalmando con esta idea, acentúa Lc la necesidad historicosalvifica de la muerte en cruz de Jesús (Lc 24,7.20 <26> y la justificación del Crucificado en virtud de la resurrección (Hch 4,10; 2,36; cf. 5,30; 10,39 <colgar del madero>; 13,29). La sentencia acerca. de «llevar la, cruz>, que fue en sus orígenes una metáfora para la disposición al martirio, se convierte, en el contexto de los evangelios, en imagen de la radicalidad del seguimiento de Jesús exigido a todos (Lc 14,27 Q), que implica fundamentalmente arriesgar incluso la propia vida (Mt 10,28s.) redacción); Mc 8,34s. par, Mt 16,24s.) y, en concreto, la acreditación <diaria> (Lc 9,23s.).

b) El evangelio de Juan emplea el concepto de cruz (crucificar) exclusivamente para el género especifico de la muerte de Jesús (Jn 19). En lo que concierne al contenido, la muerte en cruz se inserta, a través del concepto de la <exaltación>, en un contexto de clara orientación cristológica, en el que aparecen entrelazadas la crucifixión y la sessio ad dexteram Patris (3,14; 8,28; 12,32ss.), La exaltación en la cruz pone en claro que el retorno del enviado del Padre es la glorificación del Hijo del hombre (hecho carne), de modo que en la cruz alcanza consumación la gloria ya perceptible en la vida terrena 12,23.28; 13,31). En este sentido, puede hablarse de una theologia crucis joanea (Kohler, Knöppler).

e) Ha sido Pablo quien con mayor rigor ha reflexionado sobre el hecho de la muerte en cruz de Jesús como theologia crucis en el sentido de un concepto soteriológico. La paradoja de un Cristo crucificado (Hengel), que es necedad para los paganos (la idea del castigo en la cruz les resultaba repugnante a los ciudadanos romanos, cf Cicerón, Pro Rabirio 16) y <escandalo> para los judíos (el judaísmo de aquella época desconocía la idea de un Mesías crucificado; una cierta explicación de la tradición establecía una relación entre Dt 21,23 y la crucifixión: TRE 64, pags, 7-13), se convierte en Pablo justamente en la demostración de que el no anuncia la sabiduría humana, sino la sabiduría de Dios, quien, a través de la necedad de la cruz, quiere salvar a los creyentes (1 Cor 1,17-25; cf. 2 Cor 13,4. El Crucificado se muestra como el misterio de la sabiduría divina, oculta al mundo, que ahora se ha revelado media del Espíritu (1 Car 2,6-10) “La <palabra de la cruz> (1 Cor 1,18) o respectivamente <del Crucificado> (1 Cor 2,2; cf. Gal 3,1), se convierte en la esencia del mensaje salvífico cristiano (Flp 2,8). Esta paradoja gnoseológica adquiere en Gál profundidad de contenido. Exigir la circuncisión (a los paganos) seria eliminar el <escandalo>, de la cruz (salvadora) (5,11; cf 6.12; Flp 3,18). Gál 3,13 establece ha referencia expresa con Dt 21,23 (<un hombre colgado ... es una maldición)) e interpreta consecuentemente la muerte vicaria de Jesús <por nosotros> de la formula de la muerte de Jesús (influida por Is 53) como <muerte de maldición>) (<hecho maldición por nosotros>; cf. como transición en 1 Cor 1,13: <crucificado por vosotros>) El paralelo en 2 Cor 5,21 (<Dios lo hizo pecado por nosotros>) permite descubrir que la extremosidad que hace de Cristo <maldición> y <pecado> está pensada en analogía con el sacrificio por el pecado (Lv 4,5.16), en el que en la muerte el animal sacrificado se realiza simbólicamente la muerte del pecador. En Cristo crucificado, «hecho maldición por nosotros» (Gál 3,13) puede homo peccator reencontrarse consigo mismo para conseguir en él una identidad nueva (la de alter (Jhristus, ;28). El creyente, por consiguiente, ha crucificado su carne (de una vez por todas: aoristo 5,24), de modo que es (permanentemente) un crucificado con Cristo (Gal 2,19, perfec­to; cf. 6,14), en el que el mismo vive (2,20). En Rom 6,6 se aplica esta idea bautismo, en el que «nuestro hombre viejo fue crucificado» (aoristo).

d) La theologia crucis paulina avanza un paso más cuando en Col se establece una vinculación estricta entre la idea de la reconciliación universal y la cruz (1,20; cf. 2,14s,), o en Ef, donde la cruz aparece como la posibilitación de una única Iglesia (de judíos y gentiles) (2,16). Se halla cerca de la tradición paulina 1 Pe 2,24, donde el texto de Is 53,4.12 (<el llevó el pecado de muchos>) se concreta en la cruz (<el mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero>). En Heb 6,6; 12,2 aparece la cruz como expresión de burla y de ignominia.

·                Biografía; L. MORRIS, The Cross in the NT, GR 1965; E. DINKIER,  Signum Crucis., Tu 1967; G. DELLING, Der K.- Tod Jesu in der urchr.  Verkündigung. Go 1972; M. HENGEL, Mors turpissima crucis: .Rechtfertigung. FS E Käsernann, Tu-Go 1976, págs. 125-184; H. WEDER, Das .Kreuz Jesu bei Paulus, Go 1981; C. ANDRESEN y G. KLEIN, (dirs.), Theologia crucis-Signurn crucis. FS E. Dinkler, Tu  1979; H. KOHLER, Kreuz und Menschwerdung im Johannes-Evangelium, Z 1987; H. MERKLEIN, Studien zu Jesus und Paulus, Tu 1987, pág. 1-106; TRE 19, págs, 713-725 (W, H. Kuhn); R. HOPPE, Der Thiumph des Kreuzes, St 1994; 'T. KNÖPPLER, Die theologia crucis des Johannes-Evangelium, N.k 1994.
Helmut Merklein


Diccionario Enciclopédico de Exégesis y Teología Bíblica

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