lunes, 17 de agosto de 2015

Cap. XIX

NTRODUCCIÓN al Cap.  XIX :

Y entonces el sexto canto del sexto grado será oído: Aleluya: Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro …
Y el cielo (cabeza) se ve el tercer testigo Fiel y Verdadero, sentado sobre el tubo central de la espina dorsal, como caballo blanco. Este fiel testigo es el Fuego Sagrado que llegó hasta el cerebro y es llamado el Verbo de Dios, que descendió y nuevamente subió al Padre. Y la bestia fue presa con su mente y sus deseos bajos fueron muertos por la espada del Verbo.


Cap. XIX

Alabanzas en el cielo

19:1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud (el Conquistador de si mismo con el coro de seres divinos que le acompañaron en el camino de la iniciación) en el cielo (en el nuevo estado del Espíritu), que decía: ¡Aleluya!: Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro (es el canto de la victoria por el renacimiento espiritual);
19:2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera (atracción carnal) que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella (todo este coro de victoria es cantado por todos los poderes del hombre o del Universo Microcósmico, por haberse librado de las cadenas de la atracción carnal).

19:3 Y otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube (se desvaneció) por los siglos de los siglos.

19:4 Y los veinticuatro ancianos (los veinticuatro jerarcas que trabajaron por la formación de la ciudad cuerpo) y los cuatro seres vivientes (cuatro deidades de los elementos de la Naturaleza) se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono (el Íntimo), y decían: ¡Amén! (así sea) ¡Aleluya!.

19:5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos (esta voz fue del hombre Cristo), y los que le teméis, así pequeños como grandes.

19:6 Y oí como la voz de una grande multitud (todo el Coro en el Microcosmos), como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos (todos los seres mentales y psíquicos), que decía: ¡Aleluya: porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!.

19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria (por nuestra liberación); porque han llegado las bodas del Cordero (del hombre que conquistó el triunfo, y que dominó a su materia) y su esposa se ha preparado (su unión con su alma y cuerpo solar: El hombre se une conscientemente con <Cristo> su Íntimo y todo su ser vibra al unísono de la Divinidad).

19:8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino (de aura blanca y purísimo), limpio y resplandeciente; porque el lino fino (el aura inmaculada) es las acciones justas de los santos (puesto que los santos no despiden de su aura más que luces brillantes y limpias).

La cena de las bodas del Cordero

19:9 Y el ángel me dijo: Escribe (aprende y enseña): Bienaventurados los que son llamados (<flujos> ángeles puros) a la cena de la boda del Cordero (porque serán alimentados del saber, del poder y del amor del Iniciado, en cuyo corazón yace el Cristo y se convierte en uno con El). Y me dijo(El Íntimo): Estas son palabras verdaderas de Dios. (Son verdaderas promesas, estas son las doctrinas arcanas de Dios).

19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle (creyendo que era el Íntimo Dios en mi). Y él me dijo: Mira no lo hagas. Yo soy consiervo tuyo (el Yo espiritual contigo) y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús (el Cordero, el Logo Solar, el Segundo atributo o aspecto de la Trinidad). Adora (solamente) a Dios (el Uno); porque el testimonio de Jesús es (solamente el Paráclito, el Espíritu Santo, el Fuego Divino que desciende sobre) el espíritu de la profecía.

El jinete del caballo blanco

19:11 Entonces vi el cielo (de razón) abierto, y he aquí un caballo blanco (vehículo de Luz), y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero (Era el Cordero, el segundo Logo o el Yo encarnado, que es actualmente convertido en el Conquistador de si mismo), y con justicia juzga y pelea (avanza hacia la batalla final contra el yo elemental que es la personalidad).

19:12 Sus ojos eran como llama de fuego (despiden el fuego del poder y del saber), y había en su Cabeza muchos diademas (de virtudes conquistadas); y tenía un nombre escrito (en su frente, sello o la marca de la Divinidad) que ninguno conocía sino él mismo.

19:13 Estaba vestido de una ropa (aura) teñida en sangre (de auto sacrificio para salvar a los demás); y su nombre es: El Verbo de Dios (porque después de su auto sacrificio por los demás se convierte en Cristo, Salvador del mundo y entonces él es llamado la Palabra, el Verbo, el Hijo de Dios).

19:14 Y los ejércitos celestiales (todo el coro de ángeles celestial de los mundos Divinos), le seguían en caballos blancos (espacio luminoso), vestidos de lino finísimo, blanco y limpio (de aura luminosa sin mancha),
19:15 de su boca sale una espada aguda (el Verbo, la Palabra del Poder), para herir con ella a las naciones (los elementos de deseos y de las pasiones, creados en la naturaleza inferior): y él las regirá (las dominara) con vara de hierro (con voluntad inquebrantable); y él pisa (con firmeza) el lagar del vino del furor y de la ira de Dios Todopoderoso (pisa el lagar de las fuerzas sexuales, que arden en el cuerpo con el furor de las pasiones y de los viles placeres).

19:16 Y en su vestidura (aura) y en su muslo (eufemismo para falo) tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores (como lo es el Cristo).

19:17 Y vi un ángel que estaba de pie en el sol (a Miguel el >flujo> Maestro del hombre que se halla en el aura mental que brilla en el iniciado como el Sol. Miguel es la entidad que reúne todo lo bueno, hecho por el hombre, es luz y reina sobre los ángeles de la Luz y está siempre en presencia del Íntimo y reside en la parte superior de la espina dorsal) y clamó con gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo (a todos los <flujos> ángeles de la Luz): Venid,  y congregaos a la Gran cena de Dios (a la unión con él),
19:18 para que comáis carne de reyes (para devorar con el fuego sacro los >flujos> impuros de las fuerzas de la vida), y de capitanes (de los deseos), y carne de fuertes, y carne de caballos y de sus jinetes, (de todas las fuerzas de los elementos psíquicos y materiales y de todo lo que fue malo en la encarnación); y carne de todos, libres y siervos, pequeños y de grandes (porque el Iniciado con su fuego sagrado y devorador debe aniquilar todo lo que puede constituir una traba en su adelanto).

19:19 Y vi la bestia (la naturaleza y Yo inferior), a los reyes de la tierra (sentidos, deseos) y a sus ejércitos (creaciones), reunidos para guerrear (la guerra decisiva) contra el que montaba (El Yo superior) el caballo (espacio como vehículo), y contra su ejército (de luz).

19:20 Y la bestia (el Yo inferior) fue apresada (en la materia), y con ella el falso profeta (el intelecto) que había hecho las señales (prodigiosas) con las cuales (con los prodigios fantasmales de las ideas) había engañado a los que recibieron la marca de la bestia (y a los que creyeron en sus atracciones), y habían adorado su imagen (la ilusión de los sentidos). Estos dos (la naturaleza inferior y el intelecto) fueron lanzados vivos (conscientes de sus errores y dolores) dentro de un lago de fuego (dentro del ardor del deseo insatisfecho) que arde con azufre (en instintos y anhelos).

19:21 Y los demás fueron muertos con la espada (el Verbo que salía de la boca, la palabra Creadora) que salía de la boca del que montaba el caballo (el Yo Superior), y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.


“El conquistado, después de la vida descrita, recibe el sexto grado y será un pilar en el Templo de Dios y nunca más saldrá fuera. Los tres últimos capítulos describen la séptima y última Iniciación (una por cada centro energético durante su encarnación), cuando el hombre será uno con Dios, y se convertirá en la Ciudad Santa descendida del Cielo”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario