martes, 18 de agosto de 2015

Cap. XX

INTRODUCCIÓN al Cap.  XX :

El dragón, la serpiente, el Diablo y Satanás, o la mente carnal, está atado en el abismo porque no engaña más por mil años o hasta la nueva encarnación; entonces será desatado un poco de tiempo, para ser luego exterminado completamente por aquellos que no completaron todavía su iniciación mientras que los que se conquistaron a sí mismos, reinaran con Cristo, mil años.
Después de mil años, o en la nueva encarnación volverá Satanás a la batalla; pero Dios envía su Fuego Creador del Cielo, y devora a los ejércitos de Satanás, a la bestia y a la mente inferior, y serán atormentados para siempre jamás.
Y todos los muertos estaban delante de Dios, y fueron jugados según el libro de la vida y según sus hechos escritos en los libros o archivos del sistema simpático. Y los culpables sufrirán la horrible segunda muerte que es la desintegración del cuerpo de los deseos en su propio fuego de pasiones insatisfechas.


Cap. XX

Los mil años

20:1 Vi a un ángel (una Divinidad) que descendía del cielo (del Espíritu), con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. (Esta divinidad es el mismo Iniciado triunfante en el ciclo de la Iniciación; ahora se halla en sexto grado de los siete que constituyen el ciclo durante su encarnación; pues todavía debe sufrir más, porque la mente carnal no está completamente destruida).

20:2 Y prendió al dragón (mente inferior), aquella serpiente antigua que es el Diablo y Satanás (la entidad creada y formada por todos los malos pensamientos y actos del hombre, y que reside en la parte inferior de la espina dorsal. Esta entidad es llamada el Rey del mal o el Rey del Infierno) y lo ató por mil años (durante un período o unidad de tiempo);
20:3 y lo arrojó al abismo (al crisol de la Naturaleza, a la parte inferior del cuerpo o reino elemental para que con su ayuda proporcione al hombre una vida racional y parca), y lo encerró, y puso su selló sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo (y acompañar al hombre durante su encarnación o grado último para el triunfo final en sus conquistas de sí mismo).

20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos (todas las entidades superiores, creadas por el hombre que piden cuentas de los hechos y errores que fueron cometidos en los planos del pensamiento, emoción y acción del yo inferior y de sus entidades) los que recibieron facultad de juzgar (o poder de juzgar todas las actividades durante su vida  pasada); y vi las almas de los decapitados (de los pensamientos nobles y puros, sentimientos y aspiraciones) por causa del testimonio de Jesús (la Verdad) y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y, que no recibieron la marca (la Naturaleza baja) en sus frentes (del vil pensamiento) ni en sus manos (de las malas obras); y vivieron y reinaron con Cristo mil años (durante la estadía del alma en el mundo supra-físico, después de la muerte física).

20:5 Pero los otros muertos (<flujos> de los pensamientos y emociones de la naturaleza carnal) no volvieron a vivir (no pudieron influenciar sobre el alma) hasta que se cumplieron mil años (en los mundos astral y mental; porque todos estos elementos inferiores permanecen adormecidos en el Reino Astral inferior y en el mundo mental, sufriendo “La Segunda Muerte” o la vida cuando el alma desciende nuevamente a las esferas de la generación para ser juzgada). Esta es la primera resurrección.

20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección, (la que se efectúa por el dominio completo de las viles pasiones y emociones carnales durante la vida física, durante la residencia mundana, llevando esta vida de pureza) la segunda muerte no tiene potestad sobre estos (porque lleva consigo al más allá de la vida física su cuerpo astral depurado de todo deseo y de todo <flujo> pasional; entonces para él no habrá infierno o ardor y sufrimientos del deseo insatisfecho y no sufrirá así la terrible segunda muerte), sino que serán sacerdotes de Dios (ejecutores de la voluntad del Íntimo) y de Cristo (Yo soy), y reinarán con él mil años (durante el tiempo que media entre la muerte iniciática <del ego> y la resurrección o vuelta a la vida eterna).

20:7 Cuando los mil años se cumplan (después de la muerte física del Iniciado), Satanás será suelto de su prisión (cuando nuevamente el Iniciado vuelva a reencarnar, para librar la última batalla con aquella entidad que él mismo creó durante edades pasadas y se convirtió en su propio enemigo Secreto llamado Satanás),
20:8 y saldrá (Satanás) a engañar (nuevamente) a las naciones (los elementales), que están en los cuatro ángulos de la tierra (los que rigen los cuatro elementos de la materia: aire, fuego, agua, y tierra, que proporcionan la vida al cuerpo del Iniciado en su encarnación), a Gog y a Magog (a Gog, Rey de Magog, de la Tierra o planos inferiores) a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales (de los <reflujos> de deseos, pasiones, anhelos que había creado el hombre durante las muchas encarnaciones anteriores, no pueden ser dominados sino durante la vida física; porque el tormento en el plano astral, después de la muerte física, puede infundir en el alma el horror al mal, mas no puede infundir en el alma el horror al mal, mas no puede borrar lo acumulado o Ley de Causa y efecto debe ser pagada y borrada por medio de las buenas obras durante la vida física; porque por donde se peca, se paga. Estas entidades creadas, realmente, son sinnúmero) es como la arena del mar.

20:9 Y subieron (estos <reflujos> deseos) sobre la anchura de la tierra (del cuerpo y de todos los órganos sensitivos), y rodearon el campamento (aura) de los santos, y la ciudad amada (el cuerpo físico); y Dios descendió fuego (sacro consumador) del cielo (de la cabeza) y los consumió.

20:10 Y el diablo (el Enemigo Secreto) que los engañaba (con sus atracciones carnales) fue lanzado en el lago de fuego de azufre (para ser extinguido por su propio deseo ardiente), donde está la bestia (el Yo inferior) y el falso profeta (la mente carnal); y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (hasta ser completamente eliminados de la vida del hombre)

      
El juicio ante el gran trono blanco

20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él (El iniciado que dominó en si la vida inferior por el auto sacrificio), de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. (Porque el iniciado buscó la perfección no por el provecho material ni por la recompensa después de la muerte, y vive como Dios en Espíritu renunciando a la fama y a la recompensa).

20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios (para el juicio); y los libros (los sistemas simpáticos) fueron abiertos (revisados); y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida (del Iniciado, o el resumen de todos los hechos escritos en la memoria de la Naturaleza, llamado anales Históricos, que es el registro final del Yo Encarnado); y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas (por los hechos estampados o grabados) en los libros, según sus obras (todas las fuerzas y <flujos> que trabajaron en el hombre fueron juzgados).

20:13 Y el mar (de la vida sensitiva) entregó los muertos que habían en él (todos los hechos llevados a cabo durante la vida física); y la muerte (la fuerza desintegrante) y el Hádes (mundo inferior en el cuerpo) entregaron los muertos que había en ellos (las entidades que moraban en sus planos); y fueron juzgados cada uno según sus obras.

20:14 Y la muerte (la desintegración) y el Hádes (el mundo inferior) fueron lanzados al lago de fuego (en donde arden con el fuego de sus pasiones). Esta es la muerte segunda (y feliz es el Iniciado que se halla separado de esta vida inferior, porque no sufrirá aquel tormento de la segunda muerte).

20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida (iniciática y pura) fue lanzado al lago de fuego (del plano inferior, del mundo de los deseos ardientes e insatisfechos).




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