martes, 11 de agosto de 2015

Cap. IV

INTRODUCCIÓN al Cap.  IV :

Una vez dinamizados estos centros, el iniciado estará capacitado de oír la voz del Padre que le invita a subir al primer cielo para poder contemplase a sí mismo y ve: (24 ancianos) 24 centros de poder regidos por 24 jerarcas o <flujos> de Luz en los 24 centros cerebrales. También siete ángeles <flujos> que celebran en los siete Centros Energéticos indicados anteriormente. Después, las cuatro potestades que dominan los cuatro elementos de la naturaleza o los cuatro arquetipos de las cuatro bestias y que cada elemento presta sus seis poderes o alas para que los cuatro formen los 24 ancianos que trabajan en la formación del hombre. Todas estas entidades alaban al Señor Dios Intimo quien ha dado el ser a todos.



Cap IV

La adoración celestial

4:1 Después de esto (del desarrollo de las iglesias o Centros Energéticos, por el ejercicio continuo de la inhalación y exhalación de la Energía Divina) mire, y he aquí una puerta abierta en el cielo (Miré dentro de mi cabeza, lugar desde donde se debe contemplar a todos los órganos y facultades internas, incluidos las iglesias o Centros Energéticos ); y la primera voz (en mi interior oí la voz del Padre, el primer Logos) que oí, como trompeta, hablado conmigo, dijo: Sube acá (porque el YO cuya energía abre el conducto hasta el Centro Energético Coronario o iglesia de Tiatira, ya puede salir del Cuerpo, por la parte superior de la cabeza y regresar a él), y yo te mostraré las cosas (las perfecciones) que sucederán (alcanzadas) después de éstas (después de la primera Iniciación interna y después del triunfo del Iniciado).

4:2 Y al instante yo estaba en Espíritu (en éxtasis); y he aquí, un trono establecido en el cielo (el asiento del Padre que está en la cabeza, en el punto de unión de los dos hemisferios del cerebro), y sobre el trono, uno (Cristo, el Cordero) sentado.

4:3 Y el aspecto del (Cordero) que estaba sentado (con su brillo y fulgor) semejante a una piedra de jaspe y de cornalina (luces áuricas del espíritu); y había alrededor del trono un arco iris (rodeado de un arco iris con todos los colores de las iglesias o Centros Energéticos desarrollados, con todo el esplendor de la máxima gama de colores), semejantes en el aspecto a la esmeralda (o agua marina, que es el aura general del conquistador de si mismo).

4:4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos (24 horas del día, asientos de las jerarquías); y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos (o jerarcas que son: doce ángeles o divinidades que tuvieron que abrir en el cuerpo humano doce puertas para poder obrar en él y son los representantes de los iniciados o aspirante a la perfección. Y luego los doce ángeles que rigen las doce glándula endocrinas; estos ángeles son los obreros del Espíritu dentro del hombre. Cada ángel preside una función y trabaja por medio de agregados de células, centros ganglionares o glándulas. Todos los asientos o sillas de estos ancianos o jerarcas están en el cerebro, y todos trabajan por el crecimiento físico y espiritual del hombre. Todos estos ancianos o jerarcas obedecen al iniciado que aspira a la perfección), vestidos de ropas blancas (auras luminosas) con coronas de oro en sus cabezas, (premio al esfuerzo por conquistarse a si mismo durante la Iniciación o el brillo del Saber).

4:5 Y del trono (asiento en la cabeza del Cristo Íntimo) salían relámpagos (luces que despide la aureola del iniciado) y truenos y voces (sonidos); y delante del trono ardían siete lámparas de fuego (el aura de los siete Centros Energéticos a semeja de las siete llamas de las lámparas de las siete iglesias, son los siete Centros Energéticos que estaban ardiendo delante del trono), las cuales son los Siete Espíritus (alientos de vida, ángeles <flujos>) de Dios (en el mismo cerebro o mente).

4:6 Y delante del trono había como un mar de vidrio (el mar cristalino y reluciente del cielo en el cerebro) semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono (compenetrados en él se hallan), cuatro seres vivientes (los cuatro elementos de la naturaleza) llenos de ojos delante y detrás (todo esta lleno de conocimiento, visión completa se mire desde donde se mire, desde todos los ángulos. Estos cuatro seres son los cuatro ángeles, <flujos> o Divinidades de los cuatro elementos de la naturaleza).

4:7 -El primer ser viviente (el espíritu del Fuego que otorga el poder de la purificación y el discernimiento) era semejante a un león;
-Segundo ser viviente (el Espíritu de la Tierra: la acción, la expresión de la fuerza de la voluntad) semejante a un becerro;
-Tercer ser viviente (el espíritu del agua: el sentimiento consciente de lo que se hace) tenia la cara como de hombre;
-Cuarto ser viviente (el espíritu del aire: el pensamiento inteligente silenciosos) semejante a un águila volando.

(A semejanza de los mismos símbolos de la Esfinge: cabeza de hombre, garras de León, alas de águila y cuerpo de buey que simbolizan los elementos o la cruz cuerpo sobre el cual el Yo Soy está crucificado).

4:8 Y los cuatro seres vivientes (potestades de los cuatro elementos de la naturaleza, la materia) tenían cada uno seis alas, alrededor (seis conductos, sentidos o glándulas y puertas. Los cuatro elementos manifestados de la Trinidad son ángeles regentes; dominan las cuatro divisiones de la materia. Las alas son para volar las oraciones y acciones de alabanzas a Dios. Como cada elemento tiene seis alas, los cuatro representan 24 ancianos que no tienen reposo de día ni de noche alabando al Cordero) y por dentro estaban llenos de ojos (ellos obran en la cuarta dimensión, por que la iniciación interna ha abierto en ellos la clarividencia); y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. (que ha de manifestarse en cada hombre).

4:9 Y siempre que aquellos seres vivientes (potestades) daban gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono (en el cerebro), al que vive por los siglos de los siglos,
4:10 los veinticuatro ancianos (Potestades, ángeles <flujos> de las glándulas y puertas del cuerpo humano) se postraban delante del que está sentado en el trono (el Padre en el cerebro), y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas (y presentan sus sacrificios y esfuerzos) delante del trono diciendo:
4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder (alabanzas del iniciado a su Ser Interior, al Alfa y al Omega); porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.


(“El conquistador del primer grado de la Iniciación interna, durante su vida iniciática, comerá del Árbol de la Vida”).

No hay comentarios:

Publicar un comentario