INTRODUCCIÓN
al Cap. IV :
Una vez dinamizados estos centros, el iniciado estará
capacitado de oír la voz del Padre que le invita a subir al primer cielo para
poder contemplase a sí mismo y ve: (24 ancianos) 24 centros de poder regidos
por 24 jerarcas o <flujos> de Luz en los 24 centros cerebrales. También
siete ángeles <flujos> que celebran en los siete Centros Energéticos
indicados anteriormente. Después, las cuatro potestades que dominan los cuatro
elementos de la naturaleza o los cuatro arquetipos de las cuatro bestias y que
cada elemento presta sus seis poderes o alas para que los cuatro formen los 24
ancianos que trabajan en la formación del hombre. Todas estas entidades alaban
al Señor Dios Intimo quien ha dado el ser a todos.
Cap IV
La adoración celestial
4:1 Después de esto (del desarrollo de las
iglesias o Centros Energéticos, por el ejercicio continuo de la inhalación y
exhalación de la Energía Divina) mire, y
he aquí una puerta abierta en el cielo (Miré dentro de mi cabeza, lugar
desde donde se debe contemplar a todos los órganos y facultades internas,
incluidos las iglesias o Centros Energéticos ); y la primera voz (en mi interior oí la voz del Padre, el primer
Logos) que oí, como trompeta, hablado
conmigo, dijo: Sube acá (porque el YO cuya energía abre el conducto hasta
el Centro Energético Coronario o iglesia de Tiatira, ya puede salir del
Cuerpo, por la parte superior de la cabeza y regresar a él), y yo te mostraré las cosas (las perfecciones)
que sucederán (alcanzadas) después de éstas (después de la primera
Iniciación interna y después del triunfo del Iniciado).
4:2 Y al instante yo estaba en Espíritu (en éxtasis); y
he aquí, un trono establecido en el cielo (el asiento del Padre que está en
la cabeza, en el punto de unión de los dos hemisferios del cerebro), y sobre el trono, uno (Cristo, el
Cordero) sentado.
4:3 Y el aspecto del (Cordero) que
estaba sentado (con su brillo y fulgor) semejante a una piedra de jaspe y de cornalina (luces áuricas del
espíritu); y había alrededor del trono
un arco iris (rodeado de un arco iris con todos los colores de las iglesias
o Centros Energéticos desarrollados, con todo el esplendor de la máxima gama de
colores), semejantes en el aspecto a la
esmeralda (o agua marina, que es el aura general del conquistador de si
mismo).
4:4 Y alrededor del trono había
veinticuatro tronos (24 horas del
día, asientos de las jerarquías); y vi
sentados en los tronos a veinticuatro ancianos (o jerarcas que son: doce
ángeles o divinidades que tuvieron que abrir en el cuerpo humano doce puertas
para poder obrar en él y son los representantes de los iniciados o aspirante a
la perfección. Y luego los doce ángeles que rigen las doce glándula endocrinas;
estos ángeles son los obreros del Espíritu dentro del hombre. Cada ángel
preside una función y trabaja por medio de agregados de células, centros
ganglionares o glándulas. Todos los asientos o sillas de estos ancianos o
jerarcas están en el cerebro, y todos trabajan por el crecimiento físico y
espiritual del hombre. Todos estos ancianos o jerarcas obedecen al iniciado que
aspira a la perfección), vestidos de
ropas blancas (auras luminosas) con
coronas de oro en sus cabezas, (premio al esfuerzo por conquistarse a si
mismo durante la Iniciación o el brillo del Saber).
4:5 Y del trono (asiento en la cabeza del Cristo Íntimo) salían relámpagos (luces que despide la
aureola del iniciado) y truenos y voces
(sonidos); y delante del trono ardían siete
lámparas de fuego (el aura de los siete Centros Energéticos a semeja de las
siete llamas de las lámparas de las siete iglesias, son los siete Centros Energéticos
que estaban ardiendo delante del trono), las
cuales son los Siete Espíritus (alientos de vida, ángeles <flujos>) de Dios (en el mismo cerebro o mente).
4:6 Y delante
del trono había como un mar de vidrio
(el mar cristalino y reluciente del cielo en el cerebro) semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono
(compenetrados en él se hallan), cuatro seres
vivientes (los cuatro elementos de la naturaleza) llenos de ojos delante y detrás (todo esta lleno de conocimiento,
visión completa se mire desde donde se mire, desde todos los ángulos. Estos
cuatro seres son los cuatro ángeles, <flujos> o Divinidades de los cuatro
elementos de la naturaleza).
4:7 -El primer ser
viviente (el espíritu del Fuego que otorga el poder de la purificación y el
discernimiento) era semejante a un león;
-Segundo ser
viviente (el Espíritu de la Tierra: la acción, la expresión de la fuerza de la voluntad) semejante
a un becerro;
-Tercer ser
viviente (el espíritu del agua: el sentimiento consciente de lo que se hace) tenia la cara como de hombre;
-Cuarto ser
viviente (el espíritu del aire: el pensamiento inteligente silenciosos) semejante a un águila volando.
(A semejanza de los mismos
símbolos de la Esfinge: cabeza de hombre,
garras de León, alas de águila y cuerpo de buey que simbolizan los elementos o
la cruz cuerpo sobre el cual el Yo
Soy está crucificado).
4:8 Y los
cuatro seres vivientes (potestades de
los cuatro elementos de la naturaleza, la materia) tenían cada uno seis alas, alrededor (seis conductos, sentidos o
glándulas y puertas. Los cuatro elementos manifestados de la Trinidad son
ángeles regentes; dominan las cuatro divisiones de la materia. Las alas son
para volar las oraciones y acciones de alabanzas a Dios. Como cada elemento
tiene seis alas, los cuatro representan 24 ancianos que no tienen reposo de día
ni de noche alabando al Cordero) y por dentro
estaban llenos de ojos (ellos obran en la cuarta dimensión, por que la
iniciación interna ha abierto en ellos la clarividencia); y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios
Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. (que ha de
manifestarse en cada hombre).
4:9 Y siempre que aquellos seres vivientes (potestades) daban
gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono (en el
cerebro), al que vive por los siglos de
los siglos,
4:10 los veinticuatro ancianos (Potestades, ángeles <flujos> de las glándulas
y puertas del cuerpo humano) se postraban
delante del que está sentado en el trono (el Padre en el cerebro), y adoran al que vive por los siglos de los
siglos, y echan sus coronas (y presentan sus sacrificios y esfuerzos) delante del trono diciendo:
4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria
y la honra y el poder (alabanzas del
iniciado a su Ser Interior, al Alfa y al Omega); porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron
creadas.
(“El
conquistador del primer grado de la Iniciación interna, durante su vida
iniciática, comerá del Árbol de la Vida”).
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