martes, 18 de agosto de 2015

EL ÁRBOL DE LA VIDA

El árbol de la vida
18-08-2015

Más o menos todos sabemos qué es un árbol, pero alguna vez te has parado a pensar ¿qué es el árbol de la vida? o, ¿qué significa?. Un árbol hunde sus raíces en la tierra para permanecer erguido, soportando su tamaño y volumen al mismo tiempo extrae de las entrañas de la tierra el alimento que mantiene su vida física.

Esta es una conclusión tan básica que hasta el más escaso de entendimiento logra adivinar  cuando se le pide que indique que planta es un árbol estando en un bosque. Pero, el árbol de la vida es algo así como un trazo significativo o alegórico, en este caso voy a partir de dos signos matemáticos más + y menos-, el signo más + como energía es positiva, y el signo menos – es negativa.

El signo – es un trazo horizontal que representa a la materia, a la tierra o a los cuerpos, todos provienen de la misma materia aunque están formados por distintas composiciones.

El signo + está compuesto por dos trazos, uno horizontal (materia) y otro vertical (espíritu) que cae de forma perpendicular sobre el horizontal, hundiendo su trazo sobre el horizontal (materia), así al fundirse la materia con el espíritu se forma el nuevo signo o cruz que es el símbolo del ser humano. Si extendemos nuestros brazos horizontalmente nuestro cuerpo adopta físicamente la forma de una cruz.

Por tanto, en nuestro ser o en nuestro interior llevamos esa cruz a la cual se refiere Cristo: Marcos 8:34,  “Y llamó a sí a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.

La cruz auténtica es personal, va con nuestro propio ser, durante la mayor parte de la vida la llevamos arrastrando inconscientemente si no la reconocemos o aceptamos, pero, si somos conscientes nos la cargamos cuando la aceptamos, ella nos llevará al Gólgota, donde la cruz se enraíza en nuestro cuerpo-tierra y sea elevada, el Cristo íntimo será crucificado en nuestro interior, dando nuestra vida con y por Cristo, muriendo como él en sí mismo, y resucitaremos con él porque, la muerte ha sido vencida. Así glorificaremos al Padre en y por Jesucristo nuestro Señor.

Nuestra cruz o árbol de la vida está en cada uno de nosotros por eso dice Mateo 7:16, “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos”? Llevar la cruz es seguir o imitar a Cristo, es ver el espíritu de Dios en todo cuanto nos rodea, es como hacer todo como si fuese el espíritu de Cristo quien actúa en ti, es dar vida y presencia a Cristo en todos tus actos, al mismo tiempo, tu te vas llenando de su presencia, que es como un elixir embriagador que da vida, calma y purifica.

Este árbol de la vida da frutos que mantienen la carne y el espíritu, que nos hacen ser hombres libres, hombres de luz. También da frutos abundantes que debilitan y matan, reducen a la esclavitud y a la muerte del cuerpo y del alma.

El creador nos dotó entre otros de, entendimiento y discernimiento para que libremente elijamos según nuestras necesidades y escojamos los frutos adecuados que nos conducirán a una vida plena y libre espiritualmente o, escoger aquellos frutos que nos conducen a la esclavitud en la materia viviendo como cavernícolas muertos en el espíritu.

¡Oh! Árbol de la vida despierta,
del maestro luz y camino eres,
comeré obras y acciones de vida
con amor tus frutos digerire,
erguido la vida alcanzaré.

Crucificado estoy por amor,
vivo libre de toda opresión.
La cruz purifica y eleva,
espíritu y materia somos,
tu eres mi salvación y mi luz

El nos protegerá en su templo

escondidos de las mirada,

los enemigos nos acechan,
nos alzará sobre la roca.

En el árbol pende mi vida,
Soy sabia, soy árbol, soy cruz,
sangre viva del madero soy,
en ti la muerte se torna vida.




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