martes, 18 de agosto de 2015

Cap. XXI

INTRODUCCIÓN al Cap.  XXI :

Entonces el hombre ya tiene un nuevo cielo y una nueva tierra o un cuerpo perfecto espiritual y físicamente. Su cuerpo es la Ciudad Santa que descendió del Cielo y Dios mora en él.
Desaparecen las lágrimas de sus ojos y la muerte no será más, porque el hombre llega a la Unión Consciente con su Dios Íntimo.
El cuerpo o materia física se espiritualiza y será la esposa del Cristo.
Y la ciudad Santa tendrá la luz del Íntimo. Tendrá el poder de las doce facultades del Espíritu y todos los <flujos> ángeles trabajaran en la Gran obra del Señor.
“Sus puertas estarán siempre abiertas al saber”, “en ella no entrará más cosa sucia o que hace abominación y mentira”.


Cap. XXI

Cielo nuevo y tierra nueva

21:1 Vi un cielo nuevo (Súper-conciencia del Yo Soy) y una tierra nueva (un cuerpo perfecto y puro); porque el primer cielo (la conciencia emotiva) y la primera tierra (el plano físico inferior con sus atracciones) pasaron, y el mar (el mundo de los deseos) ya no existía más.

21:2 Y yo Juan (Conciencia del iniciado en estos misterios) vi la santa ciudad (el cuerpo perfecto del Iniciado con todos sus vehículos depurados y sus <siete iglesias> centros energéticos o <flujos> dinamizados), la nueva Jerusalén (ciudad de paz), descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido (la naturaleza del cuerpo preparada para recibir al Yo soy y unirse con él).

21:3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios (el cuerpo puro en la séptima encarnación; se toma cada conquista de cada centro energético o iglesia como nueva encarnación, verdaderamente para que el iniciado se convierta en vencedor, cada centro debe de morir a si mismo y se ha de encarna en un nuevo centro de Luz) con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, Dios mismo estará con ellos como su Dios (porque el hombre ya es un Nuevo Universo y Nuevo Cielo por la evolución espiritual).

21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos (porque ya no hay dolor causado por el error); y ya no habrá muerte (porque el neófito ha alcanzado con éxito su Iniciación) ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron (los primeros sufrimientos de la vida inferior están eliminados).

21:5 Y el que estaba sentado en el trono (el Padre Triunfante en el hombre) dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas (yo rijo y domino la materia física). Y me dijo: Escribe (Retén en tu memoria), porque estas palabras son fieles y verdaderas.

21:6 Y me dijo: Hecho está (ya ha nacido en el hombre). Yo Soy el Alfa y la Omega (la fuente de la vida y su meta), al que tuviere sed (de justicia y bondad), yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

21:7 El que venciere (en la iniciación interna, en su evolución para llegar a la unión conmigo) heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos (a todos los hombres y <flujos> viles) tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (y así se descompondrá el cuerpo de deseos en su fuego original y se separará del hombre la mente carnal o conciencia personal).

La nueva Jerusalén

21:9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras (la divinidad del Centro Coronario o Iglesia de Laodicea), y habló conmigo diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposada (la forma cuerpo), la esposa del Cordero (que debe desposar y unirse al Cristo).

21:10 Y me llevó en Espíritu (en trance) a un monte grande y alto (a la cabeza) y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén (el cuerpo puro), que descendía del cielo, de Dios,
21:11 teniendo la gloria de Dios (la Luz inefable del Omnipotente): y su fulgor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra jaspe, diáfana como el cristal (Esto es que su aura de Gloria emana destellos de luz, como los rayos emanados del jaspe o cualquier diamante, cuya aura es blanca, aunque con destellos de los siete colores del sol).

21:12 Tenia un muro grande y alto (que es el aura de la ciudad cuerpo) con doce puertas (doce orificios del cuerpo que son dos ojos, dos orejas, dos ventanillas de la nariz, una boca, dos mamarias, un ombligo un órgano sexual y un ano); y en las puertas, doce Ángeles, y nombres escritos (los doce Ángeles son las doce grandes jerarquías creadoras, por medio de los doce Ángeles, en las doce puertas del cuerpo humano. Son ellos los que han activado el trabajo de la evolución de todos los periodos pasados. Cada uno de ellos tiene su influencia sobre una puerta del cuerpo físico) que son los de las doce tribus (divisiones) de los hijos de Israel (del luchador que, sobre el plano de las fuerzas, obtiene la conquista del Universo);
21:13 al Oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur, tres puertas; y al occidente tres puertas; (estas doce fuerzas cósmicas dinamizadas por la Energía Creadora del sexo, despiertan en el cerebro sus centros respectivos, divididos en cuatro triadas; tres por la frente, tres por el cerebro frontal izquierdo, tres por el frontal derecho y tres por la parte posterior del cerebro).

21:14 Y el muro de la ciudad (o el aura psíquica del cuerpo) tenia doce cimientos (doce facultades o fuerzas cósmicas del Espíritu), y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero (que son los:

DISCÍPULOS DEL    GLÁNDULAS o                    FACULTADES CÓSMICAS
CORDERO                  LÓBULOS                             DEL ESPÍRITU

Pedro                            Pineal                                   Fe
Andrés                          Suprarrenales                       Fortaleza
Santiago                       Páncreas                               Acierto
Juan                             Timo                                      Amor
Felipe                           Tiroides                                 Poder
Bartolomé                    Pituitaria                               Imaginación
Tomás                          Centro Frontal Derecho        Sabiduría
Mateo                           Centro Frontal Izquierdo      Voluntad
Simón Cananita          Apéndice                                Orden
Santiago                      Posterior del Cerebro             Celo
Judas Tadeo                Sacro                                      Eliminación
Judas Iscariote            Glándulas sexuales                Vida

El gran centro de todo este sistema está en la cabeza en donde se manifiesta y reina el Yo Soy. Es la montaña de todos los profetas, a donde iban a adorar, en retiro, para llegar a la unión con Dios Íntimo. De manera que los doce apóstoles simbolizan las doce jerarquías que gobiernan los doce centros del Sistema Simpático, para la manifestación del Cristo en la segunda venida, que simboliza la Iniciación Interna).

21:15 El que hablaba conmigo (la divinidad) tenia una caña de medir (El Sistema Nervioso), de oro (aura solar) para medir la ciudad (el cuerpo), sus puertas y su muro.

21:16 La ciudad (cuerpo) se halla establecida en cuadro (en cruz, que simboliza la forma humana), y su longitud es igual a su anchura (el cuerpo con los brazos en forma de cruz mide igual tanto de largo como de ancho); y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios (esto es, cuando las doce facultades cósmicas se dinamizan y se desarrollan en el hombre, ellos mismos serán los que miden y aquilatan el valor espiritual del ser humano); la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales (porque el aura espiritual será uniforme en todas sus dimensiones).

21:17 Y midió su muro (aura), ciento cuarenta y cuatro codos (1 + 4 + 4 = 9 la medida del hombre perfecto) de medida de hombre (el No. 9 es el número de la humanidad o del Hombre-Dios), la cual es del ángel.

21:18 El material de su muro era de jaspe (el color de su aureola era blanco que reflejaba los siete colores); pero la ciudad era de oro puro (color transparente de fuerzas solares que corresponde a lo positivo), semejante al vidrio limpio;
21:19 y los cimientos (fuerzas o facultades del espíritu, desarrolladas y purificadas) del muro (del aura) de la ciudad (cuerpo) estaban adornados con toda piedra preciosa (toda facultad desarrollada, emanaba un color limpio que semejaba al brillo de una de las piedras preciosas). El primer cimiento (o fuerza cósmica) era jaspe (fuerza magnética, simpatía y atracción) el segundo, zafiro (Paz del alma: devoción); el tercero, ágata (Superación); el cuarto, esmeralda (castidad y clarividencia);
21:20 el quinto, ónice (altruismo); el sexto, cornalina (equidad); el séptimo, crisólito (alegría y salud); el octavo, berilo (ingenio); el noveno, topacio (lógica y profecía); el décimo, crisopraso (armonía y concordancia); el undécimo, jacinto (bondad y buen humor); el duodécimo, amatista (carácter púdico. Cada virtud de las doce fuerzas espirituales emana una radiación coloreada y su cualidad determina el color; estos colores en el aura forman la escala de todas las facultades del Espíritu, que envuelve o circunda el trono de Dios).

21:21 Las doce puertas eran doce perlas (símbolos de la pureza y de la virtud, porque según la tradición la concha encierra dentro de si misma, en el roció celeste, el primer rayo del sol y el último de la transparente luna y las palidecientes estrellas. A esas fuerzas celestes se debe la perla, y también se ha tomado a esta en su concha como emblema de la Inmaculada Concepción);  cada una de las puertas era de una perla (concebida por las fuerzas Cósmicas). Y la calle de la ciudad (calle principal de la ciudad, el cordón espinal) era de oro puro (de fuerzas solares o de donde nace el Sol espiritual), transparente como vidrio.

21:22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. (Todo el cuerpo tan puro se convierte en su totalidad, en templo del Íntimo).

21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol (físico o intelecto) ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios (es la Sabiduría Divina), y el Cordero es su lumbrera.

21:24 Y las naciones que hubieren sido salvas (los <flujos> de luz redimidos) andarán a la luz de ella: Y los reyes de la tierra (las fuerzas nerviosas del Sistema Simpático) traerán su gloria y honor a ella.

21:25 Sus puertas (lóbulos, glándulas) nunca serán cerradas de día, porque allí no habrá noche (la ignorancia).

21:26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

21:27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda (porque está defendida por su aura de luz Divina), o que hace abominación y mentira (porque el Enemigo Secreto está ya recluido y devorado por su propio fuego consumador y no entrará en ella), sino solamente los que están inscritos en el libro de la Vida del Cordero (los <flujos> de luz que acompañaron al Cristo en su Crucifixión sobre la materia cuerpo).




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