miércoles, 12 de agosto de 2015

Cap. V


INTRODUCCIÓN al Cap.  V :

Y el iniciado ve a su cuerpo como un libro escrito y este libro está sellado por siete sellos, o siete centros de poder de las siete iglesias, pero ningún ser involucionado puede desellarlos o dinamizarlos; sólo el Cordero, el Cristo en el hombre puede abrirlos, Él fue encarnado y crucificado, ha sufrido y triunfado en la vida y en la iniciación. El Cristo dentro del hombre pudo dinamizar (o leer el libro escrito por dentro y fuera) al Sistema Simpático y el Cerebro Espinal.


Cap V

El rollo y el Cordero

5:1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro (que es el cuerpo humano) escrito por dentro y por fuera (en la médula espinal y en sus ramificaciones se encuentran todas las ciencias del mundo desde el principio. Cada inteligencia angelical que reside en estas regiones es un archivo de saber. El cuerpo del hombre es el verdadero libro del saber, aunque no tenga hojas de papel, ni líneas escritas con las cosas pasadas, presentes y futuras. Este libro de siete sellos es el cuerpo, y es el iniciado quien debe abrirlos en la columna espinal), sellado con siete sellos (con siete centros vitales de fuerza y poder, las siete iglesias de Asia).

5:2 Y vi un ángel fuerte (divinidad <flujo>) que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro (y descubrir sus secretos) y de desatar sus sellos? (conociendo sus arcanos).

5:3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro (para poder descifrar sus misterios), ni aún mirarlo.

5:4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado (ningún ángel, ninguna deidad, ni ser) a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni (aún) de mirarlo.

5:5 Y uno de los ancianos (Jerarca del Centro Cardiaco, iglesia de Tiatira) me dijo: No llores. He aquí el León (Jesús: Logo Solar, Cristo en el corazón) de la tribu de Judá (cuyo signo es el “León” en el Centro Energético Cardíaco, que es el YO SOY) la raíz de David (o del hombre rey encarnado), ha vencido (en su iniciación interna) para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

5:6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes (con aspectos semejante a animales), y en medio de los ancianos, estaba (en la glándula pituitaria, asiento del Hijo, del Cristo) en pié un Cordero (es idéntico al León de la Tribu de Judá) como inmolado (porque había sufrido las pruebas iniciáticas), que tenía siete cuernos (poderes) y siete ojos (abiertos en las siete iglesias o Centros Energéticos), que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra (en el cuerpo físico del hombre).

5:7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono (Cristo de la mano del Padre, y se posesionó en el cuerpo humano por la encarnación y así se convirtió en el Logo Íntimo, o el hombre, tal como es en la tierra),
5:8 y cuando hubo tomado el libro (encarnándose en el cuerpo) los cuatro (seres) vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero (Cristo, Yo SOY), teniendo cada uno arpas (ganglios nerviosos) y copas de oro (iglesias o Centros Energéticos que destellan) llenos de incienso (olor agradable que emana de las oraciones y de las buenas obras), que son las oraciones de los santos,
5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: (poniendo en tensión todo el organismo hasta emanar vibraciones sonoras, coloreadas y odoríferas que se traducen en alabanzas): Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos (porque reinas en tus iglesias o Centros Energéticos –tierra, cuerpo físico); porque tú fuiste inmolado (durante tu encarnación), y con tu sangre nos ha redimido para Dios (<la sangre> Vehículo del Yo), de todo linaje y lengua y pueblo y nación (librándonos de las múltiples condiciones inferiores de cada estado, conquistando los poderes <de las iglesias> de los centros vitales o energéticos y así te convertiste en Rey poderoso del Destino);
5:10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes (fortificando nuestra voluntad, limpiando nuestros corazones para convertirnos en reyes y sacerdotes), y reinaremos sobre la tierra (porque el que se domina a sí mismo domina al mundo).

5:11 Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del Trono (de Dios en la cabeza), y de los seres vivientes (animales), y de los ancianos (dioses <flujos>); y su número era millones de millones (de energías <flujos> inteligentes, diversas e infinitas cuyo mundo es el Yo interno),
5:12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado (el Yo Soy que fue reencarnado muchas veces) es digno de tomar (y tener los siete cuerpos que son: ...) el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

5:13 Y oí a toda criatura que está en el cielo (los <fluidos> en la cabeza), y sobre la tierra (en la superficie del cuerpo), y debajo de la tierra (en el interior del cuerpo), y en el mar (en el aura), y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero (Al Padre y al Cristo), sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.

5:14 Los cuatro seres vivientes (animales elementos) decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. (Y entonces el iniciado en la vida que alcanzó la Conciencia Divina, a manera del Cristo, ya debe penetrar en su propio cuerpo para descender al infierno y salvar a los <flujos> encadenados en su mundo inferior. Debe convertirse en Salvador de los demás, limpiando los errores, cargando sobre sí el pecado del mundo. Desde el capitulo siguiente comienza el sendero de la Iniciación el mundo interno, mundo del Íntimo. La única vía franqueable hacia este mundo es la vía mental o el pensamiento).
(El Iniciado para volver a la Unidad con el Dios Íntimo y para construir la ciudad santa, para labrar la piedra bruta, que es el cuerpo, debe penetrar a su mundo interno, así como en tiempos antiguos, el aspirante debía penetrar el interior de la Gran Caverna <de su mente> en busca de la Gran Iniciación.
Una vez que el Iniciado penetre por su propio corazón comienza a descubrir los misterios y los poderes del hombre, los que fueron empleados en pro o en contra de si mismo y de los demás, pero también principia a corregir sus errores para emplear sus poderes por la salvación del mundo. El hombre al abandonar el estado Edénico tomó el camino de la médula espinal y de allí salió al sistema nervioso, al simpático, al cuerpo de deseos, al vital, hasta llegar al físico; hoy para volver al Edén o a la unidad con el Íntimo, por medio de la iniciación interna debe penetrar por el corazón y llegar hasta el centro de la médula espinal, desde donde debe bajar a los mundos inferiores para salvar a aquellos seres que sirvieron de escalones para su ascenso e ir con ellos al Padre como decía Cristo).

¨Durante su encarnación, el conquistador del segundo grado de la Iniciación no recibirá daño de la Segunda Muerte¨.


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