INTRODUCCIÓN
al Cap. VII :
Abiertos y dinamizados los seis primeros sellos del
libro-cuerpo, los poderes conferidos por este hecho, despiertan las doce
facultades del espíritu, representadas por los doce hijos de Israel. Esta
facultades radican en doce glándulas internas del cuerpo.
Cada una es regida por un ángel <flujo> ayudado
por doce mil <flujos> dirigentes que manejan todos los habitantes de la
tierra o cuerpo físico; este es el segundo triunfo o segundo grado en la
Iniciación.
Cap. VII
Los 144 mil
sellados
7:1 Después de esto (este procesos) vi
a cuatro ángeles (divinidades que modulan el aliento) en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra (cuerpo físico), que detenían los cuatro vientos de la
tierra, para que no soplase el viento sobre la tierra, (detener toda acción
física mental <pensamientos>) ni
sobre el mar (astral) ni sobre
ningún árbol (mental),
7:2 vi también a otro ángel (el quinto aliento) que subía de donde sale el sol (<del flujo> del Íntimo del corazón, el aliento de la vida llamado por los
yoghis Praná), y tenía el sello
de Dios vivo; y clamó con gran voz a
los cuatro ángeles, a quienes se les
había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar (el quinto ángel que
subía del nacimiento del sol, es el ángel del <flujo> Íntimo, que emana
del corazón su poder, mientras que los cuatro ángeles que estaban sobre los
cuatro ángulos de la tierra son los cuatro poderes del Íntimo. El quinto ángel
representante del Íntimo es el representante del segundo atributo llamado hijo
de lo Absoluto. El <flujo> o Hijo se halla en la glándula pituitaria y su
representante es el <flujo> Íntimo en el corazón y es esencial para la
perfecta manifestación de la materia. El Íntimo es a la vez Negativo y
positivo).
7:3 diciendo: “No hagáis daño a la tierra (físico) ni al
mar (astral o mundo de los deseos) ni
a los árboles (pensamiento) hasta
que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios (porque el
iniciado que se conquista a si mismo debe iluminar a sus ángeles <flujos>
y sellar a los más elevados con el sello del Dios vivo; debe conquistar a los
<reflujos> inferiores, por medio del aliento de la sabiduría y no como
creen y enseñan algunos, que el hombre debe matar los deseos y los instintos
para ganar el cielo
7:4 Y oí el número de los sellados: ciento
cuarenta y cuatro mil señalados (este
es el número de la humanidad 1+4+4+000= 9 o lo que significa que el Iniciado
sella con el sello de Dios Vivo todos los <flujos> que elaboran en las
doce glándulas endocrinas y que son como tronos de las doce facultades del
espíritu) de todas las tribus de los
hijos de Israel (cuando el Iniciado, ejemplo Jesús, adquiere la perfección
espiritual de hecho, comienza a desarrollar poderes de mayor amplitud, enviando
su pensamiento, aspiración y respiración a los centros ocultos de su organismo,
para despertarlos y saturarlos de energía.
7:5 De la tribu, (facultad del Espíritu) de Judá (glándula Pineal, asiento de la Fe), doce mil sellados.
De la tribu de Rubén (Percepción, acierto: Páncreas), doce mil señalados.
De la tribu de Gad, doce mil sellados.
7:6 De la tribu de Aser (Voluntad: Cerebro Frontal
izquierdo) doce mil señalados.
De
la tribu de Neftalí (eliminación;
egoísmo: Sacro) doce mil señalados.
De la tribu de Manasés (Juicio: Tiroides) doce mil señalados.
7:7 De la tribu de Simeón (conocimiento: Centro Frontal
Derecho) doce mil señalados.
De
la tribu de Levi (Asociación:
apéndice) doce mil señalados.
De la tribu de Issachar (Amor y odio: Timo) doce mil señalados.
7:8 De la tribu de Zabulón (Fecundidad: glándulas sexuales) doce mil señalados
De
la tribu de José (Simpático,
cerebro posterior) doce mil señalados.
De
la tribu de Benjamín (poder
de la aflicción: Suprarrenales) doce
mil señalados.
La
multitud vestida de ropas blancas
7:9 Después de esto miré, y he aquí una
gran multitud (los incontables
<fluidos> luminosos que trabajan bajo las órdenes de las jerarquías
superiores), la cual nadie podía contar,
de todas naciones y tribu y pueblos y lenguas (que pasaron durante su vida
o encarnación), que estaban delante del
trono (en el cerebro) y en la
presencia del Cordero (Cristo, Yo Soy), vestidos de ropas blancas (auras de Luz pura), y con palmas en las manos (señalan del Triunfo en la iniciación o
encarnación);
7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La
salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
7:11 Y todos los ángeles estaban en pie
alrededor del trono, y de los ancianos, y de los cuatro seres vivientes (<con apariencia de animales> seres o
elementos); y se postraron sobre sus
rostros delante del trono, y adoraron a Dios (recibiendo su Luz y Poder),
7:12 diciendo: Amén. La bendición y la
gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la
fortaleza (los siete atributos de los
siete Centros desarrollados o de las siete iglesias), sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
7:13 Entonces uno de los ancianos hablo,
diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas (los que alcanzaron la iniciación), ¿quienes son (los vencedores), y de dónde han venido?
7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me
dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación (de su encarcelación en el cuerpo físico durante su
vida), y ha lavado sus ropas (y
limpiado sus auras de las bajas pasiones), y
las han blanqueado en la Sangre del Cordero (Yo Soy el que fue crucificado
sobre la materia, utilizando su sangre como vehículo para la liberación y la
identificación con el Padre).
7:15 Por esto están (estos <flujos> de luz en el cerebro) delante del trono de Dios, y le sirven día y
noche en su templo (en su mente); y
el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
7:16 Ya no tendrán hambre (de saber) ni
sed (de justicia), y el sol no caerá
más sobre ellos, (por que ellos ya son identificados con el sol espiritual)
ni calor alguno (porque ellos serán
el fuego divino);
7:17 porque el Cordero (Yo Soy) que
está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de
vida: (perfección) y Dios enjuagará
toda lágrima de los ojos de ellos (porque después de su triunfo en la
prueba estarán más allá de los cambios del tiempo y del estado y será uno con
El).
(“El
triunfador en esta vida o encarnación iniciática, merecerá recibir el tercer
grado de la Iniciación y con él, recibirá una piedrecita blanca con un nombre
nuevo”).
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