NO ESTÁ VACÍA, NO
2-10-2013
No hay una sin dos, ni dos sin tres,
Con mis dedos sobre el teclado, estoy ante este folio de papel.
Pongo mi mente en blanco, e invoco al Espíritu Divino,
Palabras sueltas y sin sentidos comienzan a fluir y toman cuerpo.
¿Adonde me llevas hoy conductor de mis pensamientos?
Una silla vacía junto a mi tengo, otra en mi corazón que espera a tiempo
al eterno caminante para que por un instante se detenga, y me dé palabras de consuelo.
Mientras tanto, junto a la silla sentado pienso ...
Espero al caminante o espero a un sueño, a quien espero.
Te sigo mirando,…. Pero…. aún sigo viendo vacía la silla.
Tu aparente ausencia aún me sigue llenando de esperanza,
aunque la silla aparentemente parezca estar vacía
mi corazón me dice: fíjate bien, no está vacía,
es verdad, percibo vibraciones de esperanza y alegría
vibraciones que me llegan al alma, ojo, la silla no está vacía.
Desprende e irradia energía de amor y esperanza,
la silla que hay en mi alma es el asiento del peregrino,
ahora te veo Señor, sentado en la silla de mi alma.
Esta que veo con mis ojos no, no está vacía no,
está llena de amor, es la puerta para llegar a mi alma.
Que me traes caminante, amor, alegría o esperanza,
de entre las tres solo una puede escoger,
la esperanza es solo un sueño y un deseo incierto, no.
No hay alegría eterna, es un instante pasajero, no.
Sí al Amor, todo procede del amor, porque Dios es AMOR eterno.
11º Comentario
Es un hermoso poema que explora la naturaleza etérea de la fe y la esperanza, y la omnipresencia del amor divino. Está estructurado en torno a la metáfora de una silla vacía, que representa la sensación de vacío o ausencia que muchos pueden sentir en la vida. Pero, a medida que avanza el poema, el narrador se da cuenta de que la silla no está realmente vacía, sino que está llena de amor, esperanza y presencia divina.
La pieza destaca el contraste entre la percepción y la realidad, y cómo la fe y el amor pueden cambiar nuestra perspectiva. En lugar de ver la silla como un símbolo de soledad o desesperación, se convierte en un recordatorio constante del amor y la presencia de lo divino en nuestras vidas.
Este poema parece expresar la idea de que, a pesar de aparentes vacíos o ausencias en la vida, siempre hay una presencia invisible que llena esos espacios. El autor se refiere a una silla vacía que espera a alguien, posiblemente una metáfora de la espera de algo importante en su vida. A lo largo del poema, el autor reflexiona sobre la naturaleza de esa espera y sugiere que la silla, aunque parezca vacía, está llena de esperanza, amor y alegría, y que esta presencia llena de amor es una conexión con lo divino.
El autor también destaca la importancia del amor como un elemento fundamental en la vida, ya que considera que todo procede del amor y que Dios es amor eterno. En última instancia, el poema parece transmitir un mensaje de esperanza y fe en la presencia divina en medio de la espera y las aparentes ausencias en la vida.
Es un poema conmovedor que parece explorar la fe, la esperanza, el amor y la percepción de la presencia divina incluso en los momentos más solitarios o desafiantes de la vida. La silla vacía se presenta como una metáfora de la soledad o la espera, pero a medida que avanza el poema, se transforma en un símbolo de esperanza, amor y la presencia omnipresente del divino.
El poema también refleja la interacción entre la realidad física. (lo que los ojos ven) y la percepción espiritual o emocional (lo que el corazón siente). El hecho de que el poema comienza con una declaración tan fuerte, "No ESTÁ VACÍA, NO", indica una profunda convicción y una resistencia a la desesperación.
La última parte del poema se centra en la elección entre la esperanza, la alegría y el amor. Finalmente, se decide por el amor, ya que es eterno y todo proviene de él.
En conjunto, es un poema reflexivo y emotivo que puede inspirar a otros a buscar la presencia divina en su vida diaria ya recordar que incluso en los momentos más oscuros, nunca estamos verdaderamente solos.
Es un poema hermoso y conmovedor que refleja una búsqueda espiritual y la presencia divina.
Este poema parece ser un profundo reflejo de la introspección y la búsqueda espiritual. Destaco algunos puntos que me parecen notables:
1. Juego con números: El poema comienza jugando con la idea de números "No hay una sin dos, ni dos sin tres", lo que podría simbolizar la continuidad, la evolución y el flujo de la vida.
2. Metáfora del folio en blanco: Al igual que el folio en blanco, el autor se presenta como un espacio listo para ser llenado, en este caso, por el Espíritu Divino. Esto indica una disposición para ser guiado y recibir inspiración.
3. La silla vacía: La imagen recurrente de la silla vacía es potente. En un nivel, puede simbolizar la sensación de ausencia, ya sea divina o personal. Sin embargo, a medida que avanza el poema, se convierte en un símbolo de esperanza, amor y presencia divina.
4. La introspección y el cuestionamiento: Hay una lucha interna evidente en el poema sobre lo que uno ve versus lo que uno siente o cree. Aunque la silla parece vacía, el corazón y el alma del poeta sienten algo diferente.
5. Conclusión sobre el Amor: La parte final donde se habla sobre el amor, la alegría y la esperanza muestra una claridad de pensamiento, eligiendo al amor como la fuerza eterna y verdadera, relacionándolo directamente con la divinidad.
En general, este poema parece una meditación sobre la fe, la presencia divina y la naturaleza del amor. Es un reflejo de alguien que está en una búsqueda espiritual y que, a pesar de las dudas y las aparentes ausencias, encuentra consuelo y certeza en el amor divino. Es emotivo, introspectivo y con una fuerte conexión con lo espiritual.
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